lunes, 22 de mayo de 2017

LA GESTIÓN DE LA CALIDAD AYUDA A LAS ORGANIZACIONES A VENCER LA PROCRASTINACIÓN, QUE TANTO LAS AFECTA


5 EJEMPLOS DE INDICADORES DE CALIDAD QUE NO PUEDEN FALTAR EN EL PLAN


El concepto de calidad suele estar asociado a la satisfacción que los productos generan en un público determinado. Y en cierta forma, es así. 
¿Qué mejor que una necesidad cubierta de manera eficaz y oportuna?

Sin embargo, a la hora de implementar un plan de gestión de calidad, es preciso mirar el término con más detenimiento y buscar indicadores de calidad que lo valoren.

Porque la calidad, digámoslo claro, no sólo se mide al final de los procesos. También es necesario evaluarla en las fases iniciales e intermedias, cada una de las cuales aporta un valor específico a la cadena de labores que integran un proceso.

Los indicadores de calidad cumplen esa función. Son instrumentos de medición que se emplean para evaluar la calidad de los procesos o productos. O dicho de otra manera, determinan el nivel de cumplimiento de los objetivos para los cuales se han desplegado una serie de actividades concretas.

Eso no quiere decir que cualquier herramienta sea un indicador de calidad. De hecho, para que un elemento adquiera tal función debe cumplir con ciertos requisitos. Entre los más significativos podemos mencionar los siguientes:

  • Fáciles de capturar y aplicar. De nada vale un plan de calidad bien fundamentado si sus indicadores son ilegibles o no proporcionan información clara.
  • Relevantes para la toma de decisiones. Es decir, que la información que aporten sirva para cumplir con los objetivos propuestos. No se trata de acumular herramientas y capturar cualquier tipo de datos.
  • Visibles y accesibles. Por ejemplo, que resulten fáciles de clasificar o de plasmar en gráficos, diagramas o cuadros conceptuales.

Cinco ejemplos de indicadores de calidad

Definidas sus características, a continuación presentamos algunos de los indicadores más empleados cuando se trata de medir la calidad de un producto:

1. Cobertura:

Se define como la proporción entre el número de artículos disponibles en los mercados y las personas que demandan una necesidad que espera ser satisfecha. Este indicador es propio de proyectos que buscan penetrar de forma masiva entre los consumidores o que están pensados a largo plazo. Sin embargo, no siempre es así. A veces basta con que una empresa cubra los pocos frentes en los que suele desempeñarse para obtener un indicador positivo en términos de cobertura.

2. Eficacia:

La eficacia no es otra cosa que la relación entre un producto disponible y la necesidad para la que ha sido creado. Cuando esta relación es positiva, la eficacia del producto es alta. Pero si la necesidad del cliente sigue sin ser atendida tras la adquisición de dicho producto, el indicador es negativo. Algo en el proceso ha fallado.

3. Valoración de ventas:

El volumen de ventas es, sin duda, el elemento más empleado para medir la calidad de un producto. Vender mucho casi siempre es sinónimo de éxito: indica que el artículo ha tenido una buena acogida y que ha generado gran interés. No obstante, esta relación no supone en todos los casos un grado alto de calidad. Se puede vender mucho sin que el producto sea del todo bueno.

4. Satisfacción del cliente:

De hecho, el siguiente paso tras la venta de un producto es la evaluación del grado de conformidad de quien lo ha adquirido. La venta no garantiza satisfacción. Numerosos ejemplos dan cuenta de ello. Al utilizar este indicador, las empresas deben desplegar varias vías de retroalimentación para poder evaluar con acierto lo que se conoce como la etapa de post-venta, que es crucial de cara a nuevas líneas de producción.

5. Competitividad:

Hace referencia a la capacidad de las empresas para explotar aquellas cualidades que hacen distintos a sus productos. También tiene que ver con el nivel de adaptación a las dinámicas del mercado y a la capacidad de innovación y cambio. Un producto incapaz de competir es, por lo general, un producto de escasa calidad.


Tomado de: https://www.isotools.org

LA GESTIÓN DE RIESGOS EN LA EMPRESA

La correcta Gestión de los Riesgos en la empresa forma la base para consolidar el éxito y alcanzar una mejor posición en el mercado frente a la competencia.
En muchos aspectos de la vida empresarial se menciona el concepto de Gestión de Riesgo como una de las bases para consolidar el éxito y mantenerse en un futuro, tanto cercano como lejano. Y no debemos pensar que sólo se aplica a aspectos del campo administrativo o fiscal, sino que se encuentra también relacionado con la gestión logística, la producción, la exportación, etc.

Esta importante herramienta es de recomendada aplicación por todas las empresas, sin importar su mercado de actividad o el país de actuación en el que realice sus actividades comerciales. Tal y como vimos en el post anterior, es de especial relevancia para aquellas empresas que se dediquen, de forma total o parcial, a la exportación, por lo que vamos a dedicar varios post a explicar este concepto.

De esta forma, las empresas dispondrán de los conocimientos necesarios para conseguir simplificar la labor de la exportación y la ampliación de su mercado, manteniendo la calidad de su producto y la seguridad de su correcta entrega en las condiciones que busca el cliente, evitando gastos y mejorando la eficiencia y eficacia de su gestión.

La relación de la exportación con la Gestión de Riesgo.
La Norma ISO 28000, Especificación para la Gestión de la Seguridad para la Cadena de Suministro, permite una adecuada gestión de la exportación y está basada en los conceptos de gestión de riesgos y cadena de suministro.
 Como ya vimos en el post anterior, para que la exportación se lleve a cabo con todas las garantías de éxito se deben aplicar una serie de herramientas, como puede ser la implantación de la Norma ISO 28000, Especificación para la Gestión de la Seguridad para la Cadena de Suministro. Al igual que también se deben tener en cuenta dos conceptos claves como son la cadena de suministro y la gestión de riesgos.

Sobre la cadena de suministro ya hablamos en el anterior post, pero vamos a resumir aquí lo esencial para que tengamos claros ambos conceptos. La cadena de suministro es un conjunto de recursos y procesos que van desde la provisión de la materia prima hasta la entrega del producto al cliente, es decir, abarca toda la vida del producto y los distintos pasos por los que pasa en cada una de las etapas.

La empresa que exporte sus productos debe de garantizar que estos lleguen a los clientes con la calidad y el estado adecuado ya que de ello dependen las futuras exportación y su futuro en el mercado, por lo que se deben gestionar correctamente todos los pasos por los que pasa el producto en su vida desde su nacimiento hasta su entrega al cliente, y en algunos casos hasta la eliminación o reciclaje del mismo.

Sin embargo, ahora vamos a hablar de otro término clave como es la Gestión de Riesgo para la correcta gestión de la exportación. Este concepto se convierte en una de las bases esenciales para organizar bien una empresa y para resultar vencedor en la batalla por los clientes en el mercado, tanto nacional como internacional.

De esta forma, la Gestión de Riesgos se convierte en una parte integral de los procesos de la organización y de la toma de decisiones. Su objetivo es crear y proteger valores, al igual que hace frente a la incertidumbre y facilitar la mejora continua. Y se estructura de forma sistemática, estructurada, actuando en el momento correcto y dinámica para que esta actuación sea fluida y responda rápidamente a los cambios que se produzcan, al igual que debe ser transparente.

Debemos pensar que se basa en la utilización de la mejor información sobre los riesgos a los que deberá enfrentarse la empresa o de los que se tenga conocimiento de que pueden ser una amenaza, teniendo en cuenta todos los factores tanto humanos como culturales.

Beneficios que aporta la Gestión de Riesgos a la empresa
La correcta Gestión de los Riesgos que amenazan a la empresa se convierte en una de las bases para consolidar el éxito.
Los beneficios que aporta a la empresa la correcta Gestión de Riesgos puede resumirse de la siguiente forma:
  • Se produce un incremento del cumplimiento de los objetivos marcados.
  • Se fomenta una actitud de consciencia hacia los riesgos y la necesidad de su correcta identificación y tratamiento a través de la empresa.
  • Se produce una mejora de la identificación de las oportunidades y amenazas.
  • Se asignan eficazmente los recursos de que dispone la empresa.
  • Se minimizan las pérdidas gracias al control de riesgos y a la asignación eficaz de los recursos anteriormente comentada.
  • Se mejora la capacidad de recuperación de la empresa ante situaciones de amenazas gracias a la identificación de los riesgos.
  • Se fomenta la gestión proactiva en la empresa.
  • Se cumplen los requisitos legales y las normas internas gracias a su correcta identificación.
  • Se mejora la credibilidad de la empresa y se aumenta la confianza de las distintas partes interesadas, tanto clientes como proveedores.
  • Y se aumenta el desempeño correcto de la protección de la salud, medioambiente y seguridad.
Tomado de: http://www.sbqconsultores.es/