miércoles, 8 de agosto de 2018

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE CALIDAD TOTAL, ISO 9001 Y EL MODELO EFQM?


Es muy importante conocer la diferencia entre la calidad total, la norma ISO 9001 y el modelo EFQM. Se profundiza mucho más de lo que parece, ya que son conceptos que se encuentran relacionados, pero que hablan de cosas muy diferentes. 
Existen muchos enfoques y definiciones sobre qué es la calidad y según lo que estemos hablando podemos tener diferentes puntos de vista muy diferentes.

Comenzamos por dar una definición de cada uno de los conceptos, comenzando por:



¿Qué es la calidad?

Si nos remitimos a la legislación española, la ley 21/1992 de la industria de esta definición para calidad:
  • Calidad: conjunto de propiedades y características de un producto o servicio que le confieren su aptitud para satisfacer unas necesidades expresadas o implícitas. Quizá es una definición algo anticuada, pero se entiende muy bien. No es necesario, si esta definición te parece escasa, también puede leer la norma ISO 9000 2015, en la que se incluyen las definiciones más extensas del concepto de calidad, sistema de gestión de calidad, principios de la calidad, etc.
Otras definiciones interesantes obtenidas de la ley 21/1992:
  • Sistema de calidad: conjunto de la estructura, responsabilidades, actividades, recursos y procedimientos en una organización, que ésta establece para llevar a cabo la gestión de su calidad.
  • Auditoría de la calidad: examen sistemático e independiente de la eficiencia del sistema de calidad o de alguna de sus partes.
  • Norma: la especificación técnica de aplicación repetitiva o continuada cuya observancia no es obligatoria, establecer con participación de todas las partes interesadas, que aprueba un organismo reconocido, a nivel nacional o internacional, por la actividad normativa.
¿Qué es la calidad total (TQ)?

El término calidad total es difícil de definir porque es un concepto bastante genérico y según donde lo busques aparece una definición diferente.

La calidad total es una filosofía que busca integrar a la calidad en toda la empresa. Su origen data de mediados del siglo XX en la industria japonesa, y hace referencia a concienciar a toda la empresa de la necesidad de tener en cuenta la calidad en torno a los procesos.

El concepto de calidad total se encuentra implícito en el modelo EFQM y en las últimas versiones de la norma ISO 9001. En cada nueva versión de la norma ISO 9001 se apoyan más en este enfoque.

¿Qué es la gestión de la calidad total (TQM)?

La calidad total se implanta por medio de la gestión de la calidad total. Por lo tanto, podríamos diferenciar TQ, siendo una filosofía o un punto de vista sobre cómo interpretar el concepto de calidad, de TQM, que es una forma de implementarla.



El enfoque de la calidad como algo integrado dentro del sistema de gestión y que se encuentre presente en toda la empresa, difiere de las visiones anteriores que se tenía de la calidad, donde se encuentra aislada en procesos separados.

De esta manera, se integran la calidad dentro de los procesos y concienciando a todo el personal sobre las ventajas, de los costes de no calidad, de trabajar tanto para cumplir las diferentes expectativas del cliente externo como del cliente interno, se puede conseguir mejores niveles de funcionamiento en la empresa y llevar a cabo la mejora continua.

¿Qué es la norma ISO 9001?

La norma ISO 9001 “Requisitos de los Sistemas de Gestión de Calidad” es un estándar en el que se incluyen los diferentes requisitos mínimos que debe tener un Sistema de Gestión de Calidad. Su última versión es la ISO 9001:2015. Las empresas que quieran pueden implementar la norma y certificarse después de pasar la auditoría de certificación, como forma de demostrar que cumplen con lo que pone en el documento.

La norma ISO 9001 no ofrece una serie de requisitos mínimos que debemos cumplir para poder tener un certificado que acredite que el Sistema de Gestión de Calidad que tenemos implementado cumple con lo que pone en la norma ISO 9001 2015.

La norma ISO 9001 nos ofrece unos requisitos mínimos que debemos cumplir para poder tener un certificado que acredite ante terceros que nuestro Sistema de Gestión de Calidad cumple con los mínimos exigidos. En el caso de que la norma se encuentre bien implantada, las auditorías se pasarán sin problemas, mientras que, si existe algún requisito que no se cumple, tendremos no conformidades o áreas a mejorar.



¿Qué es el Modelo EFQM?

El modelo EFQM es un modelo de excelencia que, igual que la norma ISO 9001 utiliza el concepto de calidad total, pero que no es un sistema de gestión en sí mismo.

El modelo EFQM es una herramienta de evaluación y mejora. Se basa en realizar una autoevaluación de la empresa donde las personas evalúan su forma de funcionar, y a partir de ahí se consigue una calificación y se sacan los puntos fuertes y las áreas de mejoras para la empresa.

Tomado de: https://www.isotools.org

LOS 8 MAYORES RIESGOS PARA LOS AUDITORES INTERNOS EN 2018


Los riesgos para los auditores internos en la norma ISO 9001:2015 están asociados a prácticas, costumbres y comportamientos culturales que se presentan con frecuencia en las organizaciones, sin importar el tamaño o el sector económico en que se desempeñen.
Pero, aunque estos riesgos para los auditores internos, sean en cierto modo inevitables, ello no es impedimento para que dejemos de emprender acciones para contrarrestarlos, ya que su impacto, como veremos en adelante, atenta contra el espíritu y los requisitos de normas como ISO 9001.



En algunos textos anteriores, hemos hablado de los obstáculos que deben salvar los auditores internos en el cumplimiento de su función. Esos obstáculos, a los que ya hemos dedicado tiempo y atención, constituyen la génesis de los riesgos para los auditores internos que hoy referenciamos.

8 mayores riesgos para los auditores internos en 2018 

El mayor riesgo que puede correr un auditor interno es el desconocimiento de la norma que audita. Es probable, que muchos de los riesgos para los auditores internos que mencionamos a continuación, se puedan eliminar solo con un profundo conocimiento de la norma auditada:



No auditar lo que más interesa a la Alta Dirección

Algunos auditores insisten en poner énfasis especial a ciertos riesgos en unidades de negocio y no prestar atención a todo aquello que afecta a los objetivos de la organización propuestos por la Alta Dirección. Esto genera el desinterés de los altos ejecutivos de la organización por los resultados del trabajo del auditor interno.

No comunicar los resultados en el momento oportuno

Usualmente, el auditor interno comunica los resultados de su labor en un informe escrito, muy formal, que se publica meses después de concluida la labor de campo. Esta costumbre tradicional hace que el informe final sea un documento muy bien presentado, dotado de una excelente redacción y acorde con todas las normas internacionales al respecto. Pero totalmente inoperante, porque los problemas identificados han producido daños irreparables.

Utilizar un plan de auditoría rígido e inmodificable

La gestión de riesgos es por naturaleza dinámica y cambiante. Así, la labor de auditoría debe adoptarse a esta condición, siendo ágil y modificable en cualquier momento. Lo que hoy es importante auditar, puede no serlo mañana, o incluso unas horas después.

Incapacidad para auditar algunas fuentes de riesgo

Algunos auditores internos suelen ser muy cautelosos en el desarrollo de su labor, y con el ánimo de no generar roces o discordia con algún área de la organización, evitan auditar fuentes potenciales de riesgo aduciendo no tener la capacidad o la autoridad para hacerlo. Si existe un riego potencial, es importante para la organización, y debe ser importante para la auditoría interna.

Derrochar recursos y tiempo preciosos

Una vez inicia la auditoría, algunos auditores se enfocan en perseguir un objetivo que no estaba programado, consumiendo recursos y tiempo destinados a su meta original. Otros, por el contrario, aunque ya han concluido su labor continúan “auditando” con el ánimo de copar las horas planificadas inicialmente, sin tener en cuenta que cada hora de auditoría tiene un coste en recursos, especialmente económicos, para la organización.

No centrarse en la prevención sino en establecer culpas

Un principio básico de auditoría dice que se deben buscar las fallas antes de que estas se hagan evidentes. Sin embargo, algunos auditores no utilizan una linterna para iluminar el camino, sino un espejo retrovisor para ver un camino ya recorrido. La auditoría no es una diligencia judicial que pretende hallar culpables. Es, ante todo una forma de prevenir riesgos, gestionarlos, eliminarlos o tratarlos.

No contar con miembros clave en el equipo de auditoría

Conservar y retener recursos humanos con competencias en labores de auditoría debe ser una iniciativa constante que parta del liderazgo de la Alta Dirección. Uno de los mayores riesgos para los auditores internos en 2018, sin duda será el no contar con asistentes calificados en sus equipos de trabajo.

No contar con la confianza de la Alta Dirección

Si la gerencia, o los altos ejecutivos de la organización no creen en el trabajo y en los resultados de los auditores internos, difícilmente apoyarán su labor. Algunos auditores internos suelen culpar a la Alta Dirección cuando sus indicaciones no son acatadas de inmediato, sin detenerse a pensar en la relevancia de las mismas o el impacto beneficioso que realmente tienen sobre el sistema de gestión.


Tomado de: https://www.escuelaeuropeaexcelencia.com/