martes, 4 de junio de 2019

LA GESTIÓN DE RIESGOS EN EL ÁMBITO DE LA SALUD. ¿CÓMO IDENTIFICAR LOS RIESGOS?

La gestión de riesgos corporativos debería ser una práctica habitual en cualquier campo, también en el de la salud, con el fin de identificar analizar y buscar soluciones que eliminen o minimicen la aparición de esos riesgos.

Los riesgos en el sector de la salud no sólo incluyen a aquellos elementos o situaciones que amenazan la atención médica de la población. En las últimas décadas, el concepto ha experimentado un ensanchamiento que, actualmente, supone la inclusión de otras áreas y disciplinas con las que guarda relación.

De hecho, cuando se habla de prevenir dichos riesgos, no sólo se describen los procesos adelantados por las instituciones del sector, sino que también se incluyen los diferentes aportes de la sismología, la ingeniería civil, las políticas medioambientales, la psicología y la planificación urbana, entre otros.

Fases para la gestión de riesgos en el ámbito de la salud

La gestión y prevención de riesgos, como todo proceso, requiere de unos pasos básicos que repasamos a continuación. Es importante recalcar que el objetivo es eliminar dichos riesgos o reducir su impacto y elaborar mecanismos de prevención.

1. Identificación de amenazas y vulnerabilidad:

El primer paso consiste en ponerle nombre a los factores que puedan amenazar la salud pública en cualquiera de sus variables. Para ello, es fundamental definir una estrategia de recolección de datos fidedignos y, asimismo, aplicar indicadores tanto cualitativos como cuantitativos. Los principales riesgos pueden clasificarse así:

a) Predecibles/impredecibles: en función del factor sorpresa que supongan en un contexto determinado. Algunos riesgos son fácilmente predecibles, sin embargo, otros no lo son.

b) Positivos/negativos: no todos los riesgos son negativos en el sentido estricto del término. Hay algunos que suponen oportunidades. Por el contrario, los negativos se definen como aquellos que pueden afectar con mayor o menor gravedad a la salud.

c) Internos/ externos: se refiere a aquellos cuyo origen se localiza dentro o fuera de los sistemas e instituciones especializados. En el primer caso, se pueden señalar la descoordinación, la escasez de recursos y la falta de planificación; en el segundo, la intervención gubernamental, factores climatológicos o el sabotaje.

2. Evaluación del impacto:

Tras identificar los principales tipos de riesgo, es preciso analizar y evaluar sus posibles consecuencias. En este sentido, habrá que tener presente diferentes factores, como si el riesgo ya se ha producido o si se ha identificado antes de que se produzca.

Además, también es necesario valorar, con una matriz de riesgos, la probabilidad de que el riesgo se produzca y el grado de impacto o gravedad que pueda tener sobre la salud. Estas dos variables son determinantes a la hora de determinar las medidas que se llevarán a cabo.

3. Planificación de la respuesta

Para poder planificar una respuesta acorde a las necesidades, es preciso realizar una evaluación del grado de afectación de los riesgos en la salud pública. Las variables más utilizadas en este sentido son: el perjuicio humano, los daños físicos, la perdurabilidad en el tiempo, la intensidad y el margen de respuesta de la situación.

4. Plan de reducción del riesgo:

Con el diagnóstico de la situación en la mano, el siguiente paso consiste en elaborar un plan que haga frente a los riesgos. Sin embargo, del mismo modo que las emergencias no son iguales, los planes deben adaptarse a cada caso. Los principales tipos de planes pueden resumirse de la siguiente manera:

a) Fortalecimiento: aquellos que se centran en el mejoramiento de elementos que afectan la salud pública. Por lo general, son dinámicos, flexibles y se caracterizan por el diseño continuo de soluciones.

b) Contingencia: engloba aquellos planes orientados a disminuir los efectos de una situación que está próxima a ocurrir. Por su carácter preventivo, ofrecen la posibilidad de describir detalladamente acciones y estrategias de defensa.

c) Respuesta múltiple: este tipo de planes se ocupan de hacer frente a una situación en extremo compleja o a varias a la vez. Se caracterizan por desplegar un alto número de recursos y personal especializado.
La gestión de riesgos corporativos debería ser una práctica habitual en cualquier campo y en cualquier organización.
5. Recursos:

Para que las respuestas sean efectivas, es imprescindible tener a mano un conjunto de recursos óptimos y adecuados: suministros, equipamientos, equipos de traslado, entre otros.

6. Capacitación y formación:

Los planes de respuesta requieren de personal adiestrado. Dicho adiestramiento no sólo implica formación especializada para enfrentar el riesgo que se aspira a controlar, sino también una continua actualización de conceptos y procedimientos. Este aspecto puede ser asumido por instituciones públicas o privadas.

Tomado de: https://www.isotools.org

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