lunes, 11 de noviembre de 2019

EL DESARROLLO SOSTENIBLE: ORÍGENES Y PRINCIPIOS

La preocupación sobre el impacto ambiental y social de la actividad económica ha sido objeto de atención por parte de estudiosos y políticos desde hace mucho tiempo, por lo menos desde la antigua Babilonia.

A mediados del pasado siglo, dado que la magnitud del impacto social y ambiental de las actividades económicas, del consumo individual y de los sistemas de producción se hizo más evidente e intensa se desarrollaron nuevos enfoques sobre esta problemática.

Las primeras reflexiones críticas sobre el modelo de desarrollo basado en el consumo vienen de la filosofía y la filosofía social, con visiones de la escuela alemana de la crítica social (Marcuse, Fromm) o de las reflexiones de Arendt sobre la vida moderna. Estos pensadores ya nos hacían ver los factores básicos de la insostenibilidad del sistema.

Las preocupaciones sobre el agotamiento de los recursos mundiales y las importantes amenazas de los residuos en los sistemas ambientales analizados en obras como La primavera silenciosa de Rachel Carson ya nos advertían, entre otras cuestiones, de los efectos tóxicos de los químicos industriales en el medio ambiente y su impacto en la salud de los humanos, lo que ha constituido el inicio de lo que se considera el movimiento ecologista moderno.

Paul Ehrlich, en su obra The Population Bomb, calculó el impacto socioambiental del crecimiento exponencial de la población y los conflictos sociales entre la siempre creciente demanda humana y los recursos naturales finitos.

En Small is beautiful, E.F. Schumacher desafió las suposiciones basadas en el crecimiento que sustentan nuestros actuales sistemas políticos y económicos. F. Capra en su obra The Turning Point apuesta por la necesidad de un efoque holístico de los sistemas basados en el desarrollo humano y por un cambio fundamental de paradigma en nuestro pensamiento.
Estas contribuciones y otras más, comparten un tema común: la trayectoria actual de nuestro desarrollo no se puede sostener y el cambio es necesario, pero se echa en falta un conjunto unificador de principios y objetivos para poder construir alternativas reales
En concreto, lo que se necesita es un conjunto de principios que las empresas, los gobiernos, los inversores y los consumidores, puedan compartir y aceptar a partir de las críticas al orden actual.

Durante las últimas dos décadas del siglo XX, el desarrollo sostenible surgió en el interior de la sociedad como un posible camino hacia la sostenibilidad de nuestro Planeta.


En 1987 la Comisión de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Mundial y el Desarrolllo (que conocemos como Comisión Brundtland, ya que fue presidida por la primer ministro noruega, Gro Harlem Brundtland) publicó el célebre informe Our Common Future. 

Este informe proporciona una definición de referencia sobre el concepto de desarrollo sostenible: Satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades.


Este informe tan célebre en el ámbito de la sostenibilidad, reconoce la interdependencia entre el medio ambiente, el bienestar social y la actividad económica, y la necesidad de establecer y mantener un equilibrio dinámico entre estos tres elementos.

EL DESARROLLO SOSTENIBLE: PRINCIPIOS


Después de repasar los orígenes del desarrollo sostenible y el famoso Informe Brundtland, que sienta la bases de la interdependencia entre el Medio Ambiente, el bienestar social y la actividad económica, nos vamos a ocupar de los principios fundamentales de la sostenibilidad.


En este caso también nos vamos a apoyar en este crucial informe de 1987 donde aparecen recogidos de manera explícita e implícita estos conceptos, y que son los siguientes:

Necesidad

El enfoque de la Comisión sobre las necesidades muestra tanto una preocupación por la justicia social como una preocupación antropocéntrica, opuesta al punto de vista biocéntrico. El antropocentrismo, es decir, tomar como centro a las personas, considera las acciones de mantenimiento del medio ambiente como condición necesaria para alcanzar el bienestar humano. Coloca los seres humanos y sus necesidades por encima de los intereses de los demás seres vivos que pueblan el Planeta. Por el contrario, el biocentrismo propugna que todas las formas de vida tienen el mismo valor y que los seres humanos no deben ser preeminentes. El antropocentrismo ha sido identificado por algunos ecologistas como una causa fundamental de crisis ecológicas, la superpoblación y la extinción de muchas especies de nuestra biodiversidad.


Equidad
Igualmente se hizo un llamamiento al desarrollo económico con una distribución más justa sobre sus costes y beneficios entre los distintos países, razas, grupos de edades y sexos. El crecimiento económico del siglo XX no logró cerrar la brecha entre países ricos y pobres. De acuerdo con las cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, a finales del pasado siglo el 20% de la población mundial de los países industrializados consumía el 86% de todos los recursos mundiales.

Más de 80% de las personas vive en países donde las diferencias de ingresos son cada vez mayores en lugar de reducirse

Intergeneracionalidad
La Comisión adopta una perspectiva de largo plazo, buscando un equilibrio entre las necesidades actuales y las de las generaciones futuras. Este principio de futuro asegura que las necesidades de las personas de la actualidad se equilibran con nuestra capacidad para satisfacer lo que necesitan las generaciones venideras.

Ecologismo global
Este último principio reconoce que el Medio Ambiente es un sistema holístico, físico, dinámico y vulnerable con una capacidad limitada para proveer recursos a nuestro sistema de producción y de consumo de recursos, e insuficiente para absorber los residuos y la contaminación sin reducir la calidad del Medio Ambiente y las utilidades de todo tipo que proporciona. 

Más de la mitad de los pobres del mundo depende directamente de los servicios ecosistémicos para sobrevivir, y la mayor parte de su consumo y actividad productiva existe fuera del marco de la economía y sus flujos de capitales y, por lo tanto, cae fuera de la perspectiva del desarrollo económico al que estamos acostumbrados.

A diferencia de gran parte de la preocupación ecológica que surgió en los 70, el desarrollo sostenible está basado en asegurar que el crecimiento económico no acabe provocando su propia desaparición, ya que las consecuencias de un crecimiento sin control pueden conducir a crisis graves de sostenibilidad.

Tomado de: https://www.ecointeligencia.com

No hay comentarios.: