Habitualmente, en mi condición de auditor interno de calidad y siendo insaciable por conocer más a cerca del tema de la calidad en las organizaciones, suelo fingir que audito las empresas o servicios que casualmente visito.
Por: Eco. Jorge Luis Mora F.*
Sin duda que son muchas las "Conformidades, No Conformidades y Observaciones" que mentalmente relaciono sobre la calidad del producto o servicio que estoy adquiriendo o usando.
Esta conducta se ha convertido en un hábito asociado con la cotidianidad laboral tanto en economía como en calidad. Conjugando estos dos campos del conocimiento, suelo llegar con regularidad a un punto común, a una pregunta:
Y cuánto le aporta la calidad a la economía de mi país?
La respuesta, al igual que las reflexiones arriba mencionadas, se encuentra en la observación juiciosa de los diferentes procesos y procedimientos con los que todos nos topamos en cualquier situación: El vehículo de carga que lleva mercancía de una fábrica hasta un cliente en un almacén mayorista, el funcionario público encargado de formular y gestionar proyectos, la empleada que atiende la caja en un almacén de gran superficie, el mecánico encargado de mantener las máquinas en una empresa metalúrgica, el conductor de vehículo del sistema de transporte intermunicipal, el profesional que se desempeña como asesor en una institución bancaria, el agricultor que se esfuerza por llevar al mercado lo mejor de su producción; en fin, son muchas las situaciones en donde son personas las responsables de ejecutar muchas actividades cuya producción es importante para su organización y, como veremos, para la economía nacional.
La sumatoria de toda la producción de bienes y servicios en un país durante un periodo de tiempo, generalmente un año, constituye el Producto Interno Bruto - PIB, y por lo tanto todas las actividades que generan estos bienes y servicios aportan valor a la economía. Si dividimos el PIB entre la población total, obtenemos el PIB per-capita, es decir, un estimado de la producción bruta por cada habitante en un periodo establecido (un año generalmente).
Ahora bien, ese aporte generado por las personas en sus organizaciones, es el mejor que pueden producir en esa actividad económica? Está la organización optimizando su producción con los recursos disponibles?
Por supuesto que el valor aportado a la economía siempre puede ser mejor. Todo es susceptible de mejorar. Lógicamente, la variable calidad, presente en cada uno de los productos y servicios pesa mucho en el grado de eficacia y eficiencia de la producción. A mayor calidad, mayor eficacia y eficiencia, y por tanto mayor aporte a la economía.
Organizaciones con SGC por continente en 1993-2013
Volvamos a donde empezamos. El conductor de vehículo, el funcionario público, el profesional gestor de proyectos, la cajera del almacén, el mecánico, el agricultor; todos realizan su trabajo y producen bienes y servicios para la riqueza de un país. Pero, producen con la mejor eficacia, eficiencia?
Dicho de otra manera, los productos y servicios, generados con su trabajo, su capital y su tecnología, le aportan a la economía de nuestro país al más alto nivel posible? o pudiendo aportar un poco más, solo están aportando una porción de lo posible?
Si tratamos de resolver estas inquietudes, vamos a concluir que la calidad es una variable determinante para la riqueza y el crecimiento de una economía. Es por esta sencilla razón que las organizaciones requieren implementar un Sistema de Gestión de la Calidad -SGC. No solo para incrementar sus ventajas competitivas a nivel organizacional, su rentabilidad y la satisfacción de sus clientes. También para mejorar sus aportes al PIB, es decir, para incrementar su participación en la riqueza del país. Los indicadores demostrarán que con el SGC su trabajo será mucho más productivo y rentable y por consiguiente, será más significativo su aporte a la economía.
Cómo determinar ese valor de más, aportado a la economía como resultado de la implementación del SGC?
La respuesta se encuentra en el propio Sistema de Gestión de la Calidad, pues éste se integra, entre otros componentes, por las herramientas de medición y mejora que la organización tiene para conocer y controlar su producción de bienes y/o servicios (batería de indicadores, por ejemplo). Partiendo de una línea base, resulta relativamente cómodo conocer en cuánto se incrementa la productividad y en cuánto mejoran los indicadores como resultado de la implementación del SGC o del mejoramiento de éste, y por tanto conocer el mejoramiento de su rentabilidad y de aporte al PIB.
Finalmente, en este escrito quiero llevar a los lectores a reflexionar sobre el gráfico; se muestran aquí las organizaciones que han implementado SGC en cada continente o región, cifras de 1993 - 2013. Es definitivo y no casual, que en los continentes y países que registran los más altos índices de crecimiento y desarrollo económico en el mundo, son los mismos en los que más organizaciones han implementado SGC. Y aunque ésta afirmación requeriría una análisis econométrico más profundo, estamos ciertos en que la calidad vale la pena..!
Dicho de otra manera, la economía de mi país registraría una mejor productividad si todas sus organizaciones implementaran sistema de gestión de la calidad. Y mucho más si las organizaciones fueran más allá de la calidad y pasaran a la gestión de la excelencia.
* Jorge Luis Mora F., Es Economista UPTC, Auditor interno HSEQ, Especialista en Gestión Pública y Especialista en Gerencia y Administración de SGC. Cuenta con amplia experiencia en mantenimiento, implementación, auditoría y formación en Sistemas de Gestión en organizaciones públicas y privadas en Colombia.