Podemos llevar meses o años vendiendo un producto o servicio de forma estable o creciente, pero inevitablemente va a llegar un punto en que, sin avances significativos a nivel tecnológico, ese producto va a entrar en un estancamiento progresivo y posteriormente en declive.
¿Qué hacer cuando detectamos este cambio de tendencia?
Las fases de del ciclo de madurez de un producto pasan por un periodo de introducción en que los geeks tecnológicos o del sector va a ser quienes se conviertan en nuestros principales clientes. Capaces de pagar precios más elevados por no esperar, supondrán la fase de testeo más importante de todo el ciclo, con una competencia menor y unas posibilidades de mejora amplias.
¿En qué momento pensar en una estrategia de internacionalización como solución a los problemas de estancamiento posteriores a la fase de difusión y crecimiento de ese producto o servicio?
Bien, esta reflexión debe hacerse sobre tres premisas:
La primera es a nivel interno, y debe responder a qué medios tenemos para abrirnos al exterior. Previamente a definir la estrategia de internacionalización, deberemos analizar la capacidad productiva de la empresa, los conocimientos de otros mercados, y la forma o canal de venta que adoptaremos en el extranjero (franquicia, distribuidor, marca blanca, marca propia…)
Una segunda reflexión viene a través de la competencia nacional. ¿Ha aumentado hasta tal nivel que acelera la decisión de abrirse a una estrategia de internacionalización? Puede suceder que no haga falta llegar a la etapa de estancamiento del ciclo de madurez del producto para abordar una estrategia de internacionalización y empezar a posicionarse en el extranjero. La saturación de la oferta nacional puede precipitar estos hechos y adelantar una salida prematura a otros mercados con tal de poder mantener unos ingresos esperados y necesarios.
Finalmente, una tercera reflexión a hacer y que puede resultar clave es analizar en qué punto del ciclo de madurez se encuentran nuestros productos en el extranjero. En otras palabras, ¿podemos anticiparnos a la competencia extranjera? ¿Podemos hacernos un hueco en la cuota de mercado?
Y es que de ser así, tenemos algo más a nuestro favor en la estrategia de internacionalización como es el know-how de todo lo que conlleva la producción y entrega de nuestros productos o la implementación y calidad de nuestros servicios si fuera el caso.
Entender estas tres variantes puede determinar el éxito o fracaso de toda estrategia de internacionalización, por lo que realizar un estudio detallado sobre cada una de ellas resultará imprescindible para la viabilidad de la empresa en el corto y medio plazo.
Si estáis pensando en lanzaros a la internacionalización, en tal caso os dejo aquí una guía gratuita con los principales métodos de entrada en mercados extranjeros y así conocer si es una situación apta para vuestro caso particular.
Tomado de: http://www.five365.com