El Papa Francisco se ha dado a conocer como una figura moderna que busca acercarse a los hombres y mujeres modernos haciendo reformas importantes.
Hace unos años, justo antes de Navidad, el Papa se dirigió a la Curia Romana – los cardenales y demás oficiales que están a cargo del gobierno de la Iglesia Católica – para darles un mensaje fuerte sobre el liderazgo.
En su discurso, el sumo pontífice dijo que las personas en puestos de gran responsabilidad son responsables a “enfermedades” como la arrogancia, la miopía y la intolerancia, y que cuando estos padecimientos no se atienden, pueden debilitar a toda una organización.
Gary Hammel de Harvard Business Review hizo una traducción de este discurso del Papa a un lenguaje emprendedor para comprender las debilidades a las que se exponen los líderes modernos.
1. La enfermedad de creer que somos inmortales: muchos líderes modernos llegan a creer que son infalibles e indispensables por lo que dejan de hacerse los “chequeos” necesarios para saber cómo va su salud. Algunos líderes pueden sucumbir a la patología del narcisismo y al complejo de superioridad, lo que hace que se sientan con más derechos que el resto de las personas de su organización. El antídoto para esta plaga es la humildad, el saber decir “soy un sirviente más que solo cumple con su deber”.
2. La enfermedad de estar siempre ocupados: se trata de aquellos líderes que se sumergen en el trabajo y se olvidan de descansar, ya que esto ayuda a la generación de estrés y agitación. El tiempo de descanso para las personas que han cumplido con su labor, no solo es necesario, debe ser tomado en serio.
3. La enfermedad de la “petrificación emocional”: se encuentra en aquellos líderes que tienen un “corazón de piedra” porque a través del tiempo se han hundido en papeleo. Son aquellos que pierden la sensibilidad humana al dedicarse solo a cumplir con metas duras. Es importante llorar con quienes lloran y reír con quienes ríen.
4. La enfermedad del exceso de planeación: se trata de un mal que aqueja a los líderes que creen que para que las cosas funcionen deben estar perfectamente planeadas. Según el Papa Francisco, las cosas deben planearse bien sin caer en el riesgo de perder la espontaneidad.
5. La enfermedad de la coordinación pobre: se da cuando los miembros de una comunidad empiezan a creer que no necesitan de los demás. Cuando el pie dice al brazo: “Yo no te necesito ", o la mano dice a la cabeza: "Yo estoy a cargo”, se crean incomodidad y estrechez de miras.
6. La enfermedad del “Alzheimer” del liderazgo: consiste en olvidar a las personas que nos han ayudado, dado mentoría y soporte en nuestros propios caminos debido a que se quedan atrapados en las obsesiones del presente.
7. La enfermedad de la rivalidad y la vanagloria: se presenta cuando las apariencias, títulos y beneficios son el objetivo primario de nuestro trabajo como líderes. Es “no hacer cosas desinteresadas” y dejar de pensar en el bienestar de los demás.
8. La enfermedad de la “esquizofrenia emocional”: es la condición que aqueja a las personas que se encierran en los trámites burocráticos y pierden contacto con la realidad de las personas a las que está dirigiendo.
9. La enfermedad del chisme: este padecimiento surge primero con charlas pequeñas sobre un colega que después pueden degenerarse en el asesinato del buen nombre de una persona. Es una enfermedad de las personas débiles que carecen de la valentía de hablar directamente y prefieren hacerlo a las espaldas de las personas.
10. La enfermedad de idealizar a los superiores: es aquella enfermedad que surge en quienes buscan agradar a sus jefes directos solo para ganar favores. Son las personas que honran al oportunismo en lugar de luchar por el bien de una organización. Solo piensan en lo que pueden obtener y no en lo que tienen que dar, pues son letalmente egoístas.
11. La enfermedad de la indiferencia: se presenta cuando los líderes solo piensan en ellos mismos y pierden su sinceridad. Se da cuando las personas no ponen sus conocimientos al servicio de otros, cuando los celos y el egoísmo te roban del gozo de ver a tus colegas y de ayudarles.
12. La enfermedad de “la cara seria”: se trata del mal que aqueja a aquellos líderes que creen que siempre deben tener una cara severa para ser tomados en serio. El Papa Francisco indica que al contrario de lo que se pretende, mostrar un pesimismo estéril frecuentemente es una muestra de inseguridad. Un líder debe ser sereno, cortes, entusiasta y alegre para transmitir buena energía a su paso.
13. La enfermedad del acaparamiento: ocurre cuando el líder trata de llenar un vacío existencial con bienes materiales. Es un ejercicio estéril porque ningún tesoro puede compensar lo que hace falta en el interior de la persona.
14. La enfermedad de los grupos de poder: se presenta cuando una organización tiene grupos dentro de sí misma que concentran el poder y no lo ponen al servicio de las personas. Suelen surgir como medios para dirigir una organización, pero terminan convirtiéndose en un cáncer que impide su crecimiento.
15. La enfermedad de la extravagancia: por último, este mal surge cuando los líderes buscan acumular más y más poder y estar presentes en las conversaciones de todos – porque los hace sentir glamurosos e importantes - y están dispuestos a hacer lo que haga falta para obtenerlo.
Tomado de: https://www.entrepreneur.com