El cambio climático —probablemente el mayor desafío existencial de la humanidad— exige una acción urgente a nivel mundial.
This article is part of the World Economic Forum Annual Meeting.
Como el Informe de riesgo global 2019 del Foro Económico Mundial mostrará con demasiada claridad, las crisis ambientales, especialmente la imposibilidad de abordar el cambio climático, se encuentran entre los riesgos más probables y de mayor impacto que enfrenta el mundo en la próxima década. Sin duda, 2018 registró niveles récord de costos debido a los fenómenos climáticos extremos.
En 2018, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change, IPCC) centró mucho más su atención a la crisis. Su Informe especial sobre los impactos de un calentamiento global de 1,5 °C, publicado en octubre de 2018, afirma que solo tenemos doce años para actuar si queremos evitar el peligroso cambio climático.
Imagen: Informe especial sobre los impactos de un calentamiento global de 1,5 °C/ IPCC
La ciencia nunca ha sido tan clara en su preocupación por los riesgos del cambio climático y la presión a la que se somete a nuestros océanos y otros ecosistemas vitales, incluidos los bosques tropicales y las fuentes de agua dulce. Sin embargo, nuestra respuesta al derretimiento de los glaciares es increíble. Si bien cada vez existen más soluciones, especialmente en el sector de la energía, todavía no hay ningún movimiento en la acción global acorde con el desafío.
¿Por qué no?
Los ciclos de informes trimestrales, los períodos de mandatos más cortos y la necesidad de responder a las crisis reducen los plazos previstos para quienes toman las decisiones de años a semanas, días y horas. En nuestro mundo cada vez más complejo, el mensaje científico urgente sobre el cambio climático tiene dificultades para atravesar el ciclo de las noticias y las agendas competitivas. Los efectos de la cuarta revolución industrial en la economía, el empleo y la seguridad nacional, por ejemplo, captan gran parte de la atención de los líderes políticos y empresariales. Las crecientes dudas acerca del futuro de los empleos y el crecimiento están obligando a muchos políticos a mirar hacia adentro en busca de soluciones rápidas a las inseguridades domésticas, en lugar de inclinarse hacia el exterior para cooperar en asuntos globales más complejos, como el cambio climático.
Los efectos ambientales de la acción humana en los últimos 60 años debe conllevar a una revisión radical del modelo económico que la ha causado. Este debe ser el IMPERATIVO de los organismos de Bretton Woods, el Foro Económico Mundial, la academia, los científicos y la tecnología; y en general, de todos los actores económicos del mundo.
Esto significa que también necesitamos liderazgo de otros sobre el cambio climático. Dada la variedad de temas con los que tienen que lidiar los gobiernos en el complejo mundo de hoy, no podemos esperar que ellos, por sí solos, solucionen la crisis climática. Ni deberíamos hacerlo. Ahora se reconoce ampliamente que será necesario un nivel de colaboración e innovación sin precedentes, con la participación de muchos fuera del sector público, para activar las grandes transiciones sistémicas requeridas en la industria, la tecnología y el diseño de bienes y servicios de consumo para mantener el calentamiento a menos de 1,5 °C. La buena noticia es que muchos estudios, como la Nueva Economía del Clima y la Comisión de Transición Energética, señalan que estos cambios en nuestra economía no solo son posibles, sino que también generarán empleos y asegurarán un mejor crecimiento para el futuro.
Sin embargo, para hacer realidad esta transición, es necesaria una nueva combinación de medidas. Esto incluirá, por ejemplo, establecer nuevas formas de alianzas dentro y entre los sectores público y privado, formar nuevas asociaciones de gobiernos, ciudades, estados y provincias con ideas afines, y crear nuevas plataformas de liderazgo para la experimentación de políticas y la acción público-privada, cada una orientada a diferentes agendas industriales, nacionales y regionales. Existen muchos buenos ejemplos de una colaboración tan importante que ya comienza a manifestarse, como la Alianza de Directores Líderes del Clima. Este grupo de directores ejecutivos, con ingresos conjuntos en las empresas de más de 1,5 billones de dólares, ya ha reducido sus emisiones colectivas en un 9 % desde 2015 y se ha comprometido a hacer más.
Y entonces se plantea la cuestión de la velocidad. Dado que el IPCC sugiere que solo tenemos doce años para actuar, ¿se puede movilizar a tiempo una cantidad adecuada de diferentes acciones? Una vez más, aquí es donde los enfoques público-privados adicionales pueden jugar un papel importante. Con los rápidos avances tecnológicos de la cuarta revolución industrial, también podremos aprovechar nuevos medios para controlar, verificar e informar los avances (o la falta de estos) de las acciones globales, regionales y de la industria sobre el clima, posiblemente a través de nuevas formas de transparencia de la información y divulgaciones en tiempo real. Es probable que esto tenga importantes repercusiones en los próximos años sobre cómo se percibe la adopción de medidas eficaces de política climática en comparación con la magnitud del desafío, en especial entre los jóvenes. Una mayor transparencia impulsará la sensibilización y simplemente aumentará la presión para actuar.
Para tener éxito de acuerdo con la guía del IPCC, la comunidad internacional debe adoptar esta nueva agenda para la acción climática, centrada en general en mantener el calentamiento global dentro de 1,5 °C, aunque fomentando múltiples enfoques diferentes, colaboraciones e iniciativas para apoyar, reforzar y acelerar las ambiciones del Gobierno para cumplir, o superar, el Acuerdo de París.
Afrontar el desafío climático en el mundo de hoy puede considerarse quizás como la construcción de una “plataforma” global pública y privada para la acción. Esta plataforma tiene la intención de cumplir con un objetivo global dentro de un plazo determinado, aunque permite y alienta a un amplio abanico de socios diferentes a participar en distintas acciones para lograrlo. De hecho, este es un buen ejemplo del nuevo tipo de arquitectura habilitante que la Globalización 4.0 busca fomentar: acuerdos prácticos, público-privados para ayudar a los gobiernos a encontrar soluciones ágiles y colaborativas para resolver problemas globales apremiantes en nuestro mundo más complejo, que está siendo rápidamente transformado por la cuarta revolución industrial.
Pensando en el 2019, el Foro Económico Mundial está orgulloso de apoyar la importante Cumbre sobre el clima del Secretario General de las Naciones Unidas en septiembre, que busca escalar con exactitud esa colaboración innovadora de múltiples partes interesadas para ayudar a hacer frente a la crisis climática. Con este fin, tengo muchas esperanzas de que la reunión anual de este año en Davos pueda ayudar a estimular el renovado impulso para la acción sobre el clima que necesitamos para los próximos meses. Para ello, debemos alentar tanto el espíritu de Davos para la colaboración como el enfoque de la plataforma de acción para ayudar a escalar nuestra resolución colectiva de problemas globales, como lo exige la Globalización 4.0.
Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial.
Tomado de: https://es.weforum.org