La esperada versión de 2015 de la norma de sistemas de gestión ambiental ISO 14.001 ya está a disposición de todos aquellos que quieran acceder a ella a través de ISO o de los organismos nacionales de normalización.
Este hito marca el pistoletazo de salida para una nueva etapa, en la que las empresas previamente certificadas según este referencial deberán actualizar sus sistemas de gestión para cumplir los nuevos requisitos.
Entre las novedades de la edición de 2015 de ISO 14.001 es importante tener en cuenta las siguientes para no perder la cabeza con la transición de los sistemas de gestión ambiental actuales, así como para conseguir una buena adaptación de la nueva versión en sistemas integrados de gestión existentes.
Nueva estructura: esta norma se adapta al anexo SL, la estructura de alto nivel definida por la Organización Internacional de Estandarización (ISO) para todas las normas de sistemas de gestión. Esta estructura es común a los distintos estándares que normalizan aspectos de la gestión empresarial, favoreciendo la integración de los requisitos de las diferentes normas.
Contexto de la organización: esta estructura pide, entre otros apartados nuevos, el estudio del contexto de la organización. En este punto se deben considerar desde los condicionantes ambientales relativos a la ubicación física de la organización a las expectativas de las partes interesadas.
Transición: desde el momento de su publicación las organizaciones que cuentan con sistemas de gestión ambiental conformes al modelo anterior tienen tres años para realizar la transición a la nueva versión de ISO 14.001. Esto es, tenemos de plazo hasta septiembre de 2018 para adaptar los sistemas de gestión ambiental. Suficientemente amplio como para llegar a tiempo, siempre que nos pongamos manos a la obra con la interpretación y aplicación de los requisitos definidos en la nueva versión de la norma. Eso sí, las nuevas certificaciones de sistemas de gestión serán conformes a ISO 14.001:2015.
Requisitos legales: juegan un papel más importante que hasta ahora, formando parte de la definición de sistema de gestión ambiental, que queda definido como la parte del sistema de gestión usada para gestionar aspectos ambientales, cumplir los requisitos legales y otros requisitos, y abordar los riesgos y oportunidades. deben ser considerados en distintos apartados de la norma. Así pues, el cumplimiento de la legislación ambiental pasa a ser uno de los principales motivos para implantar un sistema de gestión ambiental, así como uno de sus requisitos centrales.
Riesgo: es la palabra clave. ISO enfoca los sistemas de gestión como herramienta para reducir la incertidumbre propia del funcionamiento de las organizaciones, entendida como la falta de información que pueda ocasionar desviaciones sobre los resultados esperados. No hablamos de riesgo de daños al medio ambiente en sentido estricto –que deberían abordarse en la identificación de aspectos ambientales- si no riesgos relacionados con la gestión ambiental, incluyendo las expectativas de las partes interesadas en la organización. Así pues, el análisis y la gestión del riesgo pasa a ser uno de los motores de la mejora continua.
Oportunidad: los riesgos pueden tener forma de amenazas, cuando tienen potenciales efectos adversos o de oportunidades, cuando presentan efectos potenciales beneficiosos. Para la nueva versión de la norma aparecen oportunidades por todas partes y podrán convertirse en éxitos de gestión ambiental si se planifica adecuadamente.
Manual de gestión ambiental: no existe (ni existía previamente en ISO 14.001) la obligación de contar con un manual de gestión ambiental. Puede ser una buena forma de estructurar la documentación y describir las actividades de la organización, pero como tal no es un requisito de ISO 14.001.
Información documentada: profundizando en la cuestión anterior, desaparecen los procedimientos y los registros como tipo especial de documento del sistema de gestión ambiental. Así pues, la expresión información documentada agrupa a los términos documentación, documentos y registros que veníamos empleando hasta el momento. Esto no quiere decir que no se deba documentar la información necesaria para el correcto funcionamiento del sistema o que debamos dejar de registrar los resultados alcanzados. Simplemente se flexibiliza la forma de evidenciar la conformidad del sistema de gestión ambiental con los requisitos de ISO 14.001.
Perspectiva de ciclo de vida: sin requerir estrictamente una análisis del ciclo de vida, la nueva versión de ISO 14.001 invita a las organizaciones que tomen este estándar como modelo para definir su sistema de gestión ambiental a tener en cuenta las etapas consecutivas e interrelacionadas de un sistema de producto (o servicio), desde la adquisición de materia prima o su generación a partir de recursos naturales hasta la disposición final. Esta perspectiva debe estar presente tanto en la determinación de los aspectos ambientales como en la planificación y control operacional, así como cuando sea relevante para el desempeño ambiental de la organización.
Liderazgo: otro de los elementos que refuerza la edición de 2015 de la norma para sistemas de gestión ambiental es la implicación de la alta dirección a través del liderazgo y compromiso con los resultados ambientales. Una de las carencias manifiestas de algunos de los sistemas implantados hasta la fecha que pretende paliarse, entre otras medidas, estableciendo que la dirección debe asegurarse de la integración de los requisitos del sistema de gestión ambiental en los procesos de negocio de la organización. Esta implicación debería dar lugar a políticas de gestión ambiental más coherentes y realistas con la actividad y los recursos que la organización destina a reducir su impacto ambiental.
ISO 14.001:2015 presenta el reto de adaptarse a una nueva forma de definir la gestión ambiental, si bien es fruto de la evolución y adaptación a la forma de gestionar las organizaciones que nos brindan las tecnologías de la información y de la comunicación, así como de las necesidades de una sociedad cada vez más exigente con el desempeño ambiental de las organizaciones.
La nueva versión de la norma permite diseñar e implantar sistemas de gestión ambiental más flexibles y adaptados a la realidad de las empresas, facilitando su integración con otros estándares previamente implantados, a la vez que permite demostrar un mayor compromiso con los aspectos ambientales propios de cada actividad.
Ahora toca a cada empresa recoger el guante y adaptar su sistema de gestión a los nuevos requisitos, bien para mantener su certificado de gestión ambiental, bien para acceder a una forma de hacer las cosas que contribuirá a mejorar las posibilidades de mantenerse y prosperar en un mercado cada vez más exigente en términos de sostenibilidad.
Autor: Alberto Vizcaíno
Tomado de: http://www.comunidadism.es/