sábado, 16 de junio de 2018

¿ES LA INNOVACIÓN UN TEMA RELEVANTE PARA EL DESARROLLO? ESTO ES LO QUE PIENSAN LOS LATINOAMERICANOS

Hoy en día es imposible ignorar que el desarrollo tecnológico y la innovación constituyen dos fuerzas clave que impulsan el desarrollo social y el crecimiento de las economías. 
Más aún en el contexto de una revolución digital, en la que las nuevas tecnologías están cambiando la manera en que interactuamos cotidianamente, el modo de entrega de servicios públicos a los ciudadanos o la forma de hacer negocios.

Sin embargo, en la región, la mayoría de los indicadores muestran todavía un rezago en materia de ciencia, tecnología e innovación (CTI). Esto se debe a diversos factores, entre ellos a que una gran parte de las empresas aún no han puesto a la tecnología y la innovación como centro de su estrategia competitiva, y a que los gobiernos, aún enfrentan obstáculos para traducir buenas intenciones en marcos coherentes de política pública con una asignación sostenida de recursos o en una mayor sofisticación de sus estrategias para fomentar a la CTI.

La urgencia de reducir la pobreza y la inequidad o de mejorar la infraestructura, las cuales demandan inversiones importantes, pareciera situar a la CTI como un lujo para las economías avanzadas. Esto nos hace plantearnos frecuentemente la pregunta de que si la innovación es vista como un tema relevante para el desarrollo de los países de América Latina y el Caribe. Uno diría que somos muchos los convencidos de que sí, pero ¿qué piensan los latinoamericanos?

El estudio “La tecno-integración de América Latina”, publicado por el Instituto para la Integración Latinoamericana del Banco Interamericano de Desarrollo (INTAL-BID) y Latinobarómetro, analiza en uno de sus capítulos la percepción de los latinoamericanos en torno a diferentes dimensiones de la innovación, las nuevas tecnologías y el desarrollo. ¿Qué rol le damos a la innovación y el cambio tecnológico en nuestra agenda de desarrollo? ¿Qué impacto tienen las nuevas tecnologías en nuestra vida cotidiana? ¿Cuáles son las tecnologías más resistidas y cómo hemos integrado aquellas que en su momento fueron disruptivas? Veamos algunos resultados.

Innovación en la agenda para el desarrollo


Los resultados del estudio muestran que el 23% de los latinoamericanos considera que la innovación es un tema importante para el desarrollo de su país, aunque entre 11 opciones, la innovación fue la menos mencionada. Esto podría indicar que la innovación no ha logrado instalarse como un tema central en la agenda de los latinoamericanos. Sin embargo, en Brasil, la principal economía de la región, la innovación es reconocida por el 35% de los ciudadanos como un tema importante para su desarrollo. Le siguen Uruguay y Costa Rica, con un reconocimiento del 34%. En el extremo opuesto está Paraguay con 13%.

Los países que destinan un mayor porcentaje de su producto interno bruto (PIB) a “ciencia y tecnología” son los que más perciben la importancia de la innovación en la agenda para el desarrollo. En el mismo sentido, se observa una correlación positiva con los países que tienen mayor cantidad de investigadores por millón de habitantes. Es decir, cuanto mayor son los recursos destinados a la promoción de la ciencia y la tecnología, más importancia gana la innovación en la percepción de los ciudadanos.

El reconocimiento sobre la importancia de la innovación como un aspecto clave para el desarrollo de los países es mayor (por encima de la media regional de 23%) entre los hombres, las personas menores de 35 años y quienes gozan de una posición económica buena o muy buena.

El futuro del desarrollo tecnológico


Al poner la vista sobre el futuro el informe indica que casi 7 de cada 10 latinoamericanos se mostraron optimistas sobre el lugar que ocuparán sus países en la carrera del desarrollo tecnológico. El 69% considera que su país será destacado por sus emprendimientos y desarrollos tecnológicos. Esta percepción no parece estar relacionada con los recursos que actualmente se invierten en ciencia y tecnología (ni a nivel individual, ni a nivel regional). Entre los más optimistas se encuentran Ecuador y República Dominicana con 77% de respuestas favorables. Entre los menos optimistas están Brasil y Uruguay con 58%.

Conectividad e Internet

Internet goza de un lugar privilegiado en las preferencias de los latinoamericanos. En América Latina, casi la mitad de la población es usuaria de internet (promedio regional 49%), el 88% considera que para moverse en el mundo actual es indispensable saber usar Internet y el 77% prioriza el acceso universal a esta conectividad, incluso sobre el desarrollo de infraestructura básica como carreteras.


Los países con mayores usuarios de Internet (en % de la población total) y aquellos con mayor PIB per cápita son los que muestran mayor acuerdo respecto a la importancia de Internet y las nuevas tecnologías en el mundo actual. En Argentina se observa el máximo acuerdo respecto a esta idea (94%), seguida por Uruguay y Costa Rica (93% de apoyo). El mínimo apoyo se registró en Guatemala con el 81%. Los países que más PBI destinan a ciencia y tecnología y los que tienen más patentes por habitantes son también los más convencidos de que el acceso universal a Internet es impostergable.

 Al analizar la penetración de esta tecnología en las actividades cotidianas, se reporta que el Internet tiene aún mucho camino por recorrer en términos de transacciones y uso de servicios. Sólo el 14% de los latinoamericanos ha realizado compras por internet en el último mes. El país con máximas respuestas positivas es Uruguay (24%), seguido por Brasil y Chile con 22%. Los mínimos, se observan en Paraguay (7%) y Bolivia (8%). Los hombres realizan más compras que las mujeres (16% contra 12%), las personas jóvenes hasta los 35 años de edad (19% contra 12% para la población de 35 a 65 años).

Tecnologías disruptivas

Los resultados dan cuenta que las tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial y la robótica enfrentan resistencia, y despiertan preocupaciones, en particular por su potencial efecto negativo en el empleo. Al consultar sobre el impacto en el mercado de trabajo, el 77% avaló la idea de que el empleo está amenazado por el avance tecnológico. En particular, el 71% considera que la inteligencia artificial y la robótica dejarán un saldo negativo en materia de creación de puestos de trabajo. Sólo el 24% considera que estas tecnologías permitirán crear más empleo del que destruirán, observándose una marcada confianza en Guatemala (44%) y una baja confianza en Uruguay (9%).


Pensando en el futuro, las tecnologías disruptivas aplicadas al transporte, a la industria de alimentos, y a la salud, también muestran muy altos niveles de resistencia entre los latinoamericanos. Apenas el 23% estaría dispuesto a viajar en un vehículo conducido por un robot, con máximo de 43% en Chile y mínimo de 14% en Nicaragua. El 22% estaría dispuesto a ser intervenido quirúrgicamente a la distancia, con máximo de 29% en Bolivia y mínimo de 13% en Ecuador. El 10% estaría dispuesto a comer carnes producidas artificialmente, con máximo en de 16% en Chile y mínimo de 5% en Ecuador. Frente a fenómenos como la economía circular o la economía colaborativa, apenas 1 de cada 5 latinoamericanos se muestra dispuesto a realizar cambios en sus hábitos de consumo, alquilando más y comprando menos.

Por otra parte, en algunos nichos el avance de la tecnología no se vislumbra como una amenaza. El 85% de los latinoamericanos considera que en el futuro el cuidado de los adultos mayores y niños será igualmente necesario a pesar del desarrollo tecnológico. Argentina es el país que más acuerda con esta idea (93%), y Panamá el que menos acuerda (76%).

Entre las conclusiones del estudio, en su capítulo sobre innovación y nuevas tecnologías, se señala como reflexión que “la innovación no ha logrado instalarse como un tema central en la agenda actual de desarrollo (se ubica en el décimo lugar entre 11 opciones). Sin embargo, 7 de cada 10 personas consideran que su país será reconocido en los próximos diez años por sus desarrollos tecnológicos. Esto denota que los latinoamericanos reconocemos la importancia de la innovación para el desarrollo, pero la asociamos con una cuestión estratégica del futuro más que del presente”.

¿Podría esto sugerir que la sociedad latinoamericana está dispuesta a realizar esfuerzos para destinar mayores recursos al desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación? ¿Se percibe el avance científico-tecnológico como una oportunidad para el futuro?

Una mayor y mejor inversión de los países en ciencia, tecnología e innovación, contemplando apropiación social y comunicación efectiva de sus resultados, podría mejorar la percepción pública. Y al mismo tiempo, una mejor percepción pública puede contribuir promover una cultura de innovación y a generar un consenso para una sostenida y efectiva inversión en esta área. Sigamos construyendo la hoja de ruta del futuro en América Latina y el Caribe, una en la que la innovación pase a una etapa de mayor sofisticación e impacto sobre el desarrollo para mejorar vidas de las personas en la región.

Descarga el estudio 
innovación en la agenda para el desarrollo

  • Datos abiertos, publicación e informe completo
En el sitio web http://intal-alianzalb.iadb.org/ podrás explorar los sets de datos, generar reportes y descargarlos libremente. También tendrás acceso a descargar la publicación La tecno-integración de América Latina y el informe de la encuesta completa realizada por la Corporación Latinobarómetro.


Tomado de: https://blogs.iadb.org/

LA REVOLUCIÓN DIGITAL: EL POTENCIAL DE ESTAR EN LAS NUBES

Computación en la nube, cadena de bloques, inteligencia de datos o inteligencia artificial son términos que se han introducido en nuestro vocabulario en los últimos años. 
Por: Gonzalo Rivas *

Vienen de la mano de la revolución digital, que está emergiendo con fuerza en América Latina y el Caribe y que permite un desarrollo sin precedentes de industrias críticas como las finanzas, la energía, el transporte, la educación, la salud y el comercio.

El crecimiento exponencial de estas tecnologías disruptivas y su impacto en las economías latinoamericanas es uno de los temas centrales de la III Cumbre Empresarial de las Américas, que se celebrará los próximos 12 y 13 de abril en Lima, Perú, con la presencia de los principales dirigentes políticos y empresariales de esta región. Esta es una iniciativa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que busca promover el crecimiento económico, las inversiones público-privadas y la facilitación del comercio con el fin de impulsar el desarrollo sostenible, transparente e inclusivo de América Latina y el Caribe.


La revolución digital, también llamada cuarta revolución industrial, excede todas las transformaciones económicas previas en escala, en alcance y en complejidad. Su impacto en la economía mundial alcanza los 11,5 trillones de dólares, el equivalente al 15,5% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. Se calcula que para el año 2025 llegará a los 23 trillones de dólares, casi el 25% del PIB mundial. Una inversión que multiplica sus beneficios. Según estudios recientes, cada dólar invertido en tecnología digital durante los últimos 30 años agregó 20 dólares al PIB, casi siete veces más que las inversiones no digitales.

La revolución digital en América Latina y el Caribe

Los países de América Latina y el Caribe están haciendo esfuerzos para subirse al carro de la revolución digital. De acuerdo con los últimos datos disponibles de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en 2012 el 46% de los presupuestos de esta región para tecnologías de la información se asignó a computación en la nube, muy por encima del entonces promedio mundial del 34%. A pesar de ello, únicamente México, Argentina y Brasil han conseguido situarse entre los 24 países más preparados para la adopción y el crecimiento de esta tecnología.

La cadena de bloques o blockchain es una tecnología emergente que está transformando la manera de hacer contratos en un mundo cada vez más digital e interconectado. La inmutabilidad y la transparencia son las bases de esta herramienta que, al validar datos automáticamente y en tiempo real, permite hacer negocios sin necesidad de intermediarios como abogados o brokers, que eran los que tradicionalmente garantizaban la confianza en las relaciones económicas. Además, reduce los riesgos de corrupción al facilitar la verificación y auditoría de las transacciones comerciales. El impacto de esta herramienta a escala gubernamental y empresarial se prevé enorme y su ritmo de crecimiento lleva camino de multiplicarse por diez en cinco años.

La cantidad de datos que se genera en el mundo se ha convertido en uno de los pilares de la transformación digital. Ya sea a través de los sistemas de salud, del pago de impuestos o de las redes de transporte, los gobiernos crean y almacenan a diario enormes cantidades de datos que pueden ser una valiosa fuente de información para mejorar los servicios a los ciudadanos o favorecer la equidad de las políticas públicas. Para el sector privado, los big data y las técnicas analíticas suponen aumentos en productividad y ventas e, incluso, la aparición de modelos de negocio innovadores.


La disponibilidad de big data, unida a ordenadores cada vez más avanzados y al desarrollo de algoritmos más precisos, ha favorecido la aplicación de la inteligencia artificial a nuestra vida cotidiana. Una de las grandes preocupaciones que suscita esta tecnología está relacionada con los ajustes en el mercado de trabajo. En América Latina y el Caribe, según un estudio publicado por el BID, el 50% de los trabajos son susceptibles de ser automatizados al estar su economía concentrada en un uso intensivo de la mano de obra, en la extracción de recursos naturales y en servicios administrativos con un grado intermedio de habilidades. Por ello es imperativo que tanto el sector público como el privado trabajen conjuntamente para promover la expansión de la economía digital de una manera inclusiva para estos sectores vulnerables.

Para maximizar los beneficios de las tecnologías digitales y poder hacer uso de todo el potencial que arrastran, los gobiernos y las empresas de América Latina y el Caribe necesitan unir fuerzas. Expandir la inversión privada, especialmente en conectividad, para permitir que internet sea usado por todo el mundo; diseñar marcos regulatorios y estrategias que favorezcan la innovación; invertir en capital humano para que los trabajadores adquieran las habilidades digitales y tengan una mejor transición de los trabajos tradicionales a los automatizados; ajustar los sistemas y procesos de compras o favorecer oportunidades igualitarias para las empresas emergentes son algunas de las áreas principales de acción. Los beneficios de extender las herramientas digitales son inmensos y a las empresas y gobiernos latinoamericanos no les conviene quedarse (solo) en las nubes.

Una versión de este artículo fue publicada originalmente por el autor en El País.

* Gonzalo Rivas:
Gonzalo Rivas es el jefe de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación en el Banco Interamericano de Desarrollo. Gonzalo es economista de la Universidad de Chile y Master en Economía de la Universidad Católica de Lovaina. Entre otros cargos ha sido Vice Presidente Ejecutivo de CORFO y presidente del Consejo Nacional de Innovación y Competitividad en Chile. Es autor de numerosas publicaciones en el campo de las políticas de desarrollo productivo y de innovación.

Tomado de: https://blogs.iadb.org