miércoles, 2 de diciembre de 2020

ISO 26000: LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LOS CENTROS DE EDUCACIÓN

En centros educativos la norma ISO 26000 permite la implantación de la Responsabilidad Social Corporativa o RSC.

La Responsabilidad Social Corporativa se adopta de modo voluntario, por lo que son las organizaciones las que deciden integrarla libremente en su gestión. Su implantación abarca acciones laborales, sociales y ambientales que se llevan a cabo superando al cumplimiento de la legislación vigente.

En el sector de la educación existe un importante interés por la búsqueda de acciones que permiten un desarrollo sostenible. El compromiso adoptado por el centro educativo es tanto a nivel de organización como de educadores.

La Responsabilidad Social se debe orientar a fomentar planes educativos en centros como colegios, universidades, etc. El principal objetivo es conseguir que la organización sea socialmente responsable en ámbitos sociales, laborales y ambientales.

Los centros educativos no pueden conformarse a cumplir únicamente con sus funciones, también deben responsabilizarse de adoptar las medidas necesarias para que el desarrollo sostenible sea un éxito.

A través de la norma ISO26000 se logra incorporar la responsabilidad social a la responsabilidad económica de la organización como una única. Esta responsabilidad engloba a las partes interesadas de la organización, como empresas, trabajadores, familiares, etc.

En definitiva, la ISO-26000 impide que los centros educativos dejen de lado sus responsabilidades sociales. La ISO 26000 supone:
  • Un incremento de la reputación de la organización.
  • Una ventaja competitiva.
  • Una atracción para nuevos trabajadores, además logrando que los actuales trabajadores mantengan sus puestos gracias a su satisfacción laboral.
  • Mejor percepción de la organización por parte de los propietarios, accionistas, patrocinadores, etc.
  • Mejores relaciones con clientes, organizaciones e incluso medios de comunicación o el gobierno donde desarrolla su actividad.
Tomado de: https://www.isotools.org

3 COMPETENCIAS NECESARIAS PARA LA GESTIÓN DE RIESGOS OPERATIVOS

La gestión de riesgos operativos se centra en todos aquellos riesgos a nivel tanto ambiental como de seguridad laboral que pudieran dar lugar a accidentes o incidentes de trabajo, con el objetivo de definir un adecuado tratamiento.

La identificación de riesgos operativos no es sencilla, de hecho, podemos incluso afirmar, que es más difícil su identificación que el propio control de los mismos.

En este sentido, las normas que definen los requisitos de los sistemas de gestión establecen la necesidad de aplicar un enfoque sistemático para llevar a cabo la gestión de riesgos operativos.La gestión de riesgos operativos se aplica de acuerdo a diferentes normativas y ámbitos, como lo son en la gestión de calidad bajo la norma ISO 9001, la gestión medioambiental ISO 14001, así como en la gestión de la seguridad y salud ocupacional bajo los requisitos de la norma ISO 45001.

Estas normas definen los requisitos para una gestión de riesgos operativos proactiva.

Sin embargo, cada organización, de acuerdo a sus particularidades definirá los detalles concretos para llevar a cabo dicho tratamiento de riesgos operativos.

Para ello, es bastante útil identificar previamente aquellas actividades o fuentes que generan los citados riesgos. 

Entre ellas podemos identificar las siguientes:

1.- Por eventos: nos referimos al conjunto de riesgos que son identificados como consecuencia de incidentes, como por ejemplo, daños ambientales, a la propiedad o lesiones. Por ejemplo, en la actividad de manipulación de materiales, una trabajador sufre un lesión de espalda durante la realización de esta tarea. Ante este incidente, buscamos cual fue su causa.

2.- Por cambios: cuando tienen lugar modificaciones en los procesos productivos, en el equipo, personal, o en los procedimientos, pueden introducirse nuevos riesgos operativos. Ejemplo de ello sería cuando un ingeniero de procesos quiere introducir un cambio consistente en la elevación de la temperatura en una etapa del proceso productivo. Este cambio, podría generar la aparición de nuevos riesgos operativos.

3.- Por el desempeño: este conjunto hace referencia a aquellos riesgos detectados durante las evaluaciones que de manera periódica se realiza como parte del programa de reducción de riesgos proactivo. Un ejemplo, sería la identificación de la exposición potencialmente alta al ruido en un taller mecánico durante un análisis rutinario del peligro del trabajo.

3 competencias necesarias para la gestión de riesgos operativos

Para llevar a cabo una eficaz gestión de riesgos operativos se requiere las siguientes capacidades o competencias:

1.- Gestión de incidentes

Permite desarrollar un proceso de bucle para el registro de los incidentes, haciendo una investigación del mismo que permita definir la causa raíz que lo provocó y poder, en base a ello, definir las oportunas acciones con las que darle tratamiento.

La gestión de incidentes es un proceso de carácter reactivo, pero resulta de gran ayuda a las organizaciones dado que les permite poder aprender de los problemas surgidos y conflictos para que tomen las medidas que consideren oportunas de cara a su prevención.

Es por tanto, una capacidad esencial en la gestión de riesgos operativos y es principalmente aplicable a los riesgos surgidos por eventos.

2.- Gestión de Cambio

Como previamente hemos comentado, cuando se introducen cambios en cualquier aspecto de las operaciones, es habitual que también surjan nuevas fuentes de riesgo que pueden generar incidentes. En este sentido, aplicando un adecuado proceso de gestión de cambio, contribuimos a que el personal pueda identificar, evaluar así como aprobar de manera sistemática tales modificaciones a introducir antes de hacerlas efectivas.

La gestión del cambio suele aplicarse a aquellos riesgos motivados por el cambio.

3.- Evaluación del Riesgo

Esta competencia supone la realización de un proceso que permite la identificación de peligros en las diferentes operaciones, para realizar su oportuno análisis de cara a la priorización de los mismos para poder aplicar los controles pertinentes y hacer su efectivo seguimiento.

Dicho proceso de evaluación de riesgos tiene un carácter proactivo de cara a lograr la mejora continua y se aplica en las evaluaciones realizadas para mejorar las instalaciones, sistemas productivos o áreas de trabajo, con el fin de mitigar los posibles riesgos operativos que hubiera.

Esta tercera competencia se puede aplicar a todos los tipos de riesgos, tanto los impulsados por el desempeño, como los motivados por eventos y cambios.

Tomado de: https://www.isotools.com.co/