domingo, 10 de mayo de 2020

¿CÓMO EVALUAR EL BUEN GOBIERNO MUNICIPAL?

La norma UNE 66182 ofrece una metodología asequible y práctica a los gobiernos locales con el objetivo de poder llevar a cabo un diagnóstico completo de los ayuntamientos, y de esta forma integrar en sus servicios la estrategia como ciudad inteligente.

La característica principal de las Administraciones Públicas es el servicio al ciudadano. La complejidad de los desafíos de la sociedad actual requiere de la interacción de los agentes públicos, de los privados y de la ciudadanía. Este tiempo es, y especialmente si se habla del mundo digital, el de la gobernanza.

Los gobiernos locales han de asumir el desafío de mejorar la confianza de la ciudadanía y convertirse en gobiernos confiables. Pueden hacerlo si son capaces de conocer y dar respuesta a las expectativas de los vecinos para cubrir sus necesidades a través de la provisión de servicios de calidad y hacerlo de manera transparente y participativa.

Para ser transparentes, eficientes y contribuir a un desarrollo sostenible, los ayuntamientos necesitan dotarse de sistemas de gestión adecuados, como los de la gestión de la calidad UNE-EN ISO 9001, Modelo EFQM, etc., y de estrategias de progreso innovadoras como es la de ciudades inteligentes.

La Norma UNE 66182 está dirigida a entidades locales que persigan el objetivo de cumplir estas premisas estableciendo planes de acción y mejora sustentados en evidencias y de manera reflexiva.

Metodología asequible

El objetivo de la Norma UNE 66182 es proporcionar a los gobiernos municipales una metodología asequible y práctica para fijar y ganar en confiabilidad y facilitar la integración en sus servicios de la perspectiva de ciudad inteligente. Para ello se detalla pormenorizadamente un método de evaluación sugiriendo las actividades que hay que realizar y los indicadores que hay que considerar. El resultado de la evaluación es el punto de partida para llevar a cabo planes de actuación, formular objetivos y proyectos, y para implantar un sistema de gestión de la calidad con el objetivo de construir, consolidar y mejorar un gobierno municipal confiable.

Los informes de resultados y los planes de acción que han de derivarse de la utilización de esta norma serán un instrumento de planificación idóneo para dar respuesta a los requerimientos normativos.

La inteligencia es un enfoque que prioriza las relaciones con ciudadanía, turistas, proveedores y trabajadores públicos. Así, se entiende como una estrategia de progreso del gobierno local basada en la aplicación de los avances tecnológicos, en especial las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), para tener servicios más eficientes y mejorar la calidad de vida de los habitantes y visitantes de su término municipal, así como contribuir al desarrollo económico, social y ambiental sostenible. Además, promociona los principios de la transparencia, la rendición de cuentas y el adecuado uso y consumo de los recursos. Información y datos se consideran recursos prioritarios que se deben gestionar para facilitar la identificación temprana de necesidades, realizar una planificación ajustada y mantener el control y seguimiento de su realidad, revirtiendo directamente en la mejora de los servicios.

Identificar debilidades y fortalezas

Según la norma UNE 66182 las actividades del Ayuntamiento se clasifican en cuatro grandes áreas o cuadrantes:
  • Desarrollo institucional para el buen gobierno
  • Desarrollo económico sostenible
  • Desarrollo social incluyente
  • Desarrollo ambiental sostenible
El sistema de evaluación planteado está basado en el análisis de indicadores y subindicadores de confiabilidad para dichos cuadrantes, que se evalúan mediante tres niveles de cumplimiento, que son el rojo, el amarillo y el verde. Esto permite identificar debilidades y fortalezas, elaborar planes y políticas con visión de medio y largo plazo para poder vincular medios y recursos. La perspectiva inteligencia se evalúa de forma conjunta por cada una de las cuatro áreas del sistema en el nivel de indicadores, y su cumplimiento requiere la obtención de, al menos, una evidencia de la perspectiva por cuadrante.

El objetivo fundamental de la evaluación es obtener una visión global y consensuada, a partir de evidencias de rendimiento y percepciones, de la organización y desde una doble perspectiva político-directiva y técnica-operativa. El objetivo es identificar el conjunto de oportunidades de mejora existente y generar planes para el incremento de la calidad de los servicios y, en su caso, para el desarrollo del municipio como “ciudad/destino inteligente”.

La evaluación se realiza por comparación de la situación del Ayuntamiento con las situaciones o escenarios descritos en los cuadrantes y detallados en los indicadores y subindicadores correspondientes. Esto permite visualizar el nuevo escenario o nivel de madurez que hay que alcanzar, y establecer o actualizar las estrategias, política y directrices, medidas y actuaciones necesarias para lograrlo. También sirve para establecer objetivos de mejora y realizar el seguimiento de la evolución del nivel de madurez. La situación semafórica y la identificación de proyectos “inteligentes” permitirán expresar de forma gráfica las necesidades de actuación, facilitando su lectura e identificación.

La organización deberá establecer su propio modo de conciliar las dos perspectivas, directiva y operativa, para alcanzar un acuerdo final sobre las áreas de mejora detectadas y también sobre su priorización, lo que seguramente facilitará la integración del resultado de la autoevaluación en la estrategia de la organización, en el Plan Operativo correspondiente o en Planes Específicos de Mejora o Ciudades Inteligentes. De hecho, aunque la decisión última sobre la estrategia y prioridades de gestión corresponden al nivel político-directivo, el consenso en torno a las áreas de mejora relevantes y su priorización así como el resultado de la “semaforización” de indicadores y subindicadores realizada en ambos niveles facilitará la toma de decisiones.

El campo inteligencia estará cubierto cuando haya emergido, al menos, una clara evidencia de la existencia de proyecto tecnológico o iniciativa que se corresponda con la descripción del indicador. Para la calificación de gobierno inteligente será necesario que existan, como mínimo, un indicador cubierto con perspectiva smart por cada uno de los cuatro cuadrantes.

En definitiva, los gobiernos locales pueden optar por evaluar su desempeño como gobierno confiable y que desarrolla la perspectiva “ciudad inteligente” en su institución; en este caso se utilizará el conjunto de campos, indicadores y subindicadores. O evaluar su desempeño como gobierno confiable, para lo que usarán los indicadores y subindicadores categorizados semafóricamente y no los indicadores del campo inteligencia. La última opción es evaluar el grado de desarrollo de la estrategia ciudades inteligentes usando la descripción de indicadores del campo inteligencia.

Una vez realizada la evaluación de la gestión municipal se deben identificar todas las mejoras que hay que impulsar para conseguir el nivel óptimo como gobierno local confiable y que apuesta por ser una Ciudad Inteligente.

Tomado de: https://www.isotools.org/