jueves, 25 de mayo de 2017
7 ESTRATEGIAS PARA LOGRAR EL ÉXITO DEL SISTEMA DE GESTIÓN DE LA CALIDAD
ISO 9001 es una norma cuya implementación acarrea a veces algunas dificultades en las organizaciones. Las dificultades detectadas no son específicas para ningún tipo de organización en particular, dependen de muchos factores: tamaño, sector, actividad, localización…
La principal dificultad que hasta ahora se ha visto en la implementación de un Sistema de Gestión de la Calidad ISO 9001 ha sido desencadenada por la falta de implicación y compromiso de la alta dirección en el mismo. El compromiso no solo se demuestra estando a favor del sistema o patrocinándolo, se requiere una involucración total.
Este problema parece que va a desaparecer con la Futura ISO 9001:2015 pues incluye un requisito específico en el que se aborda este tema. Por tanto, si una organización quiere obtener su certificado para esta norma deberá cumplir con él y tener una alta dirección involucrada en todos los elementos del sistema. Si esto no ocurre el futuro de ese sistema será el abandono y fracaso.
El compromiso se puede demostrar participando personalmente en el proyecto, formando parte del sistema y de la implementación de ISO-9001.
Otro problema detectado hasta ahora es que para muchas organizaciones el único objetivo de la implementación del Sistema de Gestión de la Calidad ISO9001 es obtener una certificación.
Suele ser un problema frecuente, aunque con la versión 2015 de ISO 9001 el auditor va a ser mucho más estricto y va a reforzar la inspección y el control en la mejora continua de la organización. El auditor será mucho más severo en que las organizaciones aumenten sus esfuerzos en gestionar las oportunidades de mejora instaurando adecuadamente las acciones a ejecutar.
El éxito de un Sistema de Gestión de la Calidad depende principalmente de:
- si se diseñó para ser el sistema con que la organización va a trabajar para alcanzar sus objetivos de negocio, o
- si se hizo solo con la finalidad de lograr un certificado.
La implementación de un Sistema de Gestión de la Calidad ISO 9001 debería ser una decisión estratégica de la organización.
La estrategia de implementación de la norma conlleva grandes impactos en la organización para lograr los beneficios esperados. Al igual que la organización en su conjunto obtiene beneficios también lo harán todos los usuarios del sistema.
Para conseguir que la implantación del Sistema de Gestión de la Calidad ISO-9001 sea exitosa se recomienda seguir los siguientes pasos:
1. Implicación de la Alta Dirección para:
- Detallar por qué se quiere implementar un SGC y para qué.
- Identificar y definir partes interesadas, para esto la futura ISO 9001:2015 cuenta con unas indicaciones en su cláusula 4: contexto de la organización.
- Definir los objetivos que la organización quiere alcanzar mediante el Sistema de Gestión de la Calidad y alinearlos con los objetivos estratégicos de la misma. Algunos ejemplos de objetivos pueden ser: ser más eficaces y eficientes, producir servicios y productos que satisfagan al cliente, mejorar la comunicación y moral en la organización, reducir costes y riesgos, aumentar la confianza de las partes interesadas…
2. Identificar procesos clave en la consecución de los objetivos de la calidad y de la organización. Es aconsejable:
- Hacer una revisión del modelo de negocio.
- Asegurarse que los procesos y objetivos estratégicos definidos aportan valor.
3. Garantizar que el Sistema de Gestión de la Calidad ISO 9001 satisface los requisitos de la norma. Para ello una organización debe:
- Mapear los requisitos de ISO-9001 y los procesos y actividades de la empresa.
- Identificar cómo y qué parte del sistema satisface los requisitos.
- Usar los documentos disponibles como guía para cualquier tema específico del SGC.
4. Implementar el Sistema de Gestión de la Calidad en la totalidad de la organización y analizar sus resultados. Para proceder:
- Estudiar si el sistema es útil para el negocio.
- Examinar si el diseño del sistema es práctico y cómodo para los usuarios.
- Corregir errores para adaptarlo a los usuarios.
5. Gestión y medición de resultados del Sistema ISO9001, para ello:
- Medir resultados tanto de objetivos del negocio como del sistema.
- Enfocarse en la capacidad del sistema para satisfacer a los clientes y a las partes interesadas.
- Medir el grado de madurez del sistema.
- Mantener el sistema actualizado mediante un seguimiento operacional, la auto evaluación o auditorías internas.
6. Certificación del Sistema de Gestión de la Calidad ISO-9001
Siempre pensando que el objetivo único de implementar esta norma no es la certificación.
7. Plantearse mejoras para mantener el sistema siempre adecuado y actualizado.
El análisis coste beneficio es una tarea responsabilidad de la alta dirección imprescindible antes de trabajar en un Sistema de Gestión de la Calidad ISO9001.
Si esta labor no se lleva a cabo sería lo mismo que comprar algo sin saber para que lo vamos a usar, sin saber su precio, si hay que darle mantenimiento, que requerimientos o exigencias precisa… Y esperar que funcione con una relación coste beneficio perfecta.
Para estimar el beneficio es necesario conocer el estado actual de la organización, cómo se pretende o se quiere que esté en el futuro y cuánto se va a ganar con ello. Si se hace este análisis se podrán conocer los beneficios del sistema.
Para el coste hay que especificar la planificación del proyecto, incluyendo diseño, implementación, soporte y mantenimiento del sistema de gestión.
El beneficio suele ser alto y podrá verse reflejado en el movimiento de los indicadores de la organización.
Otro punto de vista para esta relación se puede expresar en función del tiempo que tardará la organización en recuperar la inversión realizada y el tiempo que el sistema tardará en generar beneficios apreciables o notables.
El comportamiento de un Sistema de Gestión de la Calidad ISO9001 no es estático, por lo tanto un aspecto clave en el éxito del mismo es la mejora continua, si se deja de lado este aspecto el sistema se volverá cada vez menos eficaz.
Tomado de: http://www.nueva-iso-9001-2015.com/
VIVIR EN TIEMPOS DE LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
“En momentos de grandes cambios tecnológicos, las personas, empresas e instituciones se pueden sentir superadas por estos cambios por la ignorancia sobre sus efectos.” Manuel Castells
Vivimos tiempos exponenciales. Los cambios y las nuevas tecnologías se suceden cada vez a mayor velocidad y cada cambio produce más aceleración. La Primera Revolución Industrial, la que asociamos a la máquina de vapor y el desarrollo del ferrocarril (1760-1840), y con epicentro en Inglaterra, tardó 120 años en llegar a todo el mundo; ahora los cambios son globales y inmediatos.
Después de la Segunda Revolución Industrial (siglos XIX y principios del XX) fue posible por la llegada de la electricidad y la cadena de montaje. La tercera, comienza en la década de 1960 y la conocemos como la revolución informática posible para el desarrollo de los semiconductores, el desarrollo de ordenadores personales (70s-80s) y, finalmente, la llegada de Internet en la década de los 90s.
Para el profesor Klaus Schwab, director y fundador del Foro de Davos, entre otros, desde la aparición de las nuevas tecnologías digitales podemos hablar de una Cuarta Revolución Industrial más amplia, profunda y sistémica que las anteriores, como señala en su libro justamente con este título La cuarta revolución industrial (Debate, 2016).
El libro de Schwab revela algunas de las claves del mapa que se dibuja para los próximos años y resulta una lectura muy recomendable.
La velocidad del cambio es un elemento singular de esta nueva revolución. Cuando todavía hay gente viviendo fuera de la II y III Revolución Industrial - cerca del 17% de la población mundial no tiene acceso a la red eléctrica y cerca de 4.000 millones de personas (más de la mitad del planeta) no tienen Internet -, la velocidad con la que avanzan las nuevas plataformas digitales genera grandes retos. En 2007, hace 10 años, Apple lanzó al mercado el hoy casi omnipresente iPhone, el primer SmartPhone. Hoy en el mundo hay 2.000 millones de teléfonos inteligentes, que se han convertido en potente herramienta de productividad y, en muchos casos, en parte esencial para el propio trabajo.
En el núcleo de esta nueva revolución encontramos nuevos software –sofisticadísimos algoritmos– pero sobre todo redes de datos y sistemas que cada vez están más integradas y conectadas entre sí y con el usuario –hoy convertido también en producto–. Esto genera un ecosistema cada vez más complejo e interdependiente, donde las oportunidades para mejorar productos y servicios con los datos que genera la propia actividad de la red generan más y más posibilidades. Con la revolución digital estamos viendo que campos como la economía y las finanzas van de la mano con la psicología, y la biología hace maridaje con la estadística y la genética para desarrollar nuevos productos sanitarios hasta hace poco impensables incluso para los escritores de ciencia ficción.
Nuevos modelos de negocio
Las redes sociales son alimentadas por este nuevo usuario dispuesto a compartir sus datos –a menudo su intimidad– esperando que sean utilizados con rigor y solo con el objetivo de mejorar los servicios / productos que se le ofrecen. Surgen nuevos modelos de negocio, como la economía colaborativa. Pensemos, por ejemplo, en Uber, que permite al propietario de un vehículo poner a disposición de un tercero los asientos que no utiliza, que crean nuevas oportunidades, nuevos trabajos, nuevas fuentes de ingreso, y una mejor eficiencia: por una parte, el propietario del vehículo saca un rendimiento extra a su activo, por el otro, el usuario se beneficia de un mercado más competitivo y con mejor servicio y precio.
Uber solo es una nube de datos, la plataforma que facilita el intercambio posibilitando el intercambio entre oferta y demanda. Lo mismo es aplicable a Airbnb, Alibaba, Amazon y otras empresas disruptivas que, en poco tiempo, están cambiando la fisonomía de la estructura económica y generando nuevas formas de hacer, trabajar, relacionarse, entretenerse o informarse.
Uber solo es una nube de datos, la plataforma que facilita el intercambio posibilitando el intercambio entre oferta y demanda. Lo mismo es aplicable a Airbnb, Alibaba, Amazon y otras empresas disruptivas que, en poco tiempo, están cambiando la fisonomía de la estructura económica y generando nuevas formas de hacer, trabajar, relacionarse, entretenerse o informarse.
Fuente: The Economist
Los retos que derivan de estos cambios, la mayoría de los cuales eclosionarán con todo su potencial en los próximos años, son enormes y afectan a la economía en su conjunto: gobierno, instituciones y sociedad civil. Se trata de un impacto transversal que requiere un cambio de mentalidad y del modelo de liderazgo. En muchos casos, este impacto ya es claro y positivo: en el mundo del trabajo, por ejemplo, y en el mundo corporativo, normalmente la parte más ágil y rápida de la economía, es la que de momento más y mejor ha sabido sacar partido de las nuevas posibilidades que ofrecen las nueva plataformas digitales.
Fuente: Vitamina K
Desde un punto de vista más amplio, el reto es integrar las nuevas tecnologías disruptivas de una manera inclusiva, en la que todo el mundo pueda tener acceso. El impacto social y en la dimensión de los valores no es baladí y supone un gran reto tanto para el sector público como para la sociedad civil. Muchos aspectos de la revolución digital están poniendo a prueba la propia capacidad de absorción y liderazgo de las estructura actuales. Por eso urge tomar consciencia de la magnitud e implicaciones del cambio para, como advierte Manuel Castells (ver cita en el frontispicio del artículo), superar así la parálisis y miedo que siempre provoca lo desconocido.
Principales tecnologías
Fuente: World Economic Forum
Tomado de: https://www.weforum.org/es
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Revolución 4.0
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