miércoles, 16 de junio de 2021

LA EVOLUCIÓN DE LA DECISIÓN DE COMPRA DEL CONSUMIDOR

Todas las empresas viven de la venta. Y si quieres vender, tienes que entender el proceso de decisión de compra del consumidor. 

Durante muchos años, se pensaba que esa decisión se tomaba en cinco etapas consecutivas. Hoy, se entiende que se trata de un proceso mucho menos linear que además se retroalimenta de la experiencia. 

Te cuento todo lo que tienes que saber sobre cómo elige el comprador, para que puedas construir tu estrategia de venta.

Resumen del artículo
Durante décadas, el análisis de la decisión de compra del consumidor se basó modelos clásicos como el de Engel, Blackwell y Kollat de 1968. Se pensaba que el cliente pasaba por cinco etapas e iba descartando opciones, como en un embudo, hasta seleccionar un producto o servicio.

Los cambios en el comportamiento del consumidor, en gran parte provocados por la revolución digital, han llevado a revisar ese modelo linear. Las nuevas referencias son el Viaje de Decisión del Consumidor (Mc Kinsey) o el concepto de Non-stop Customer Experiencia (Accenture). El proceso ya no es linear, sino circular y continuo. La decisión final puede incluso cambiar en el último momento.

La decisión de compra del consumidor: modelo clásico
A finales de los años 1960, los investigadores americanos Engel, Blackwell y Kollat publicaron un modelo de comportamiento del comprador que incluía un proceso de decisión en cinco etapas. Aunque este modelo se considera demasiado linear hoy en día, sigue siendo interesante conocerlo. Los modelos actuales, más dinámicos, se inspiran mucho de esas cinco etapas.

1- Toma de consciencia de la necesidad
¿En qué consiste esa toma de consciencia?
El proceso de compra empieza por constatar una necesidad. El cliente se da cuenta que su situación actual no le satisface, y desea alcanzar otro estado. La necesidad es la diferencia entre la situación deseada y la situación presente.

Para satisfacer esa necesidad, el cliente tiene varias opciones, pero hoy vamos a centrarnos en la solución que pasa por realizar un acto de compra.

El consumidor pasa de la necesidad a la acción mediante unos estímulos. Esos pueden ser internos o externos.

Los estímulos internos están relacionados con las características del individuo. Pueden derivarse de aspectos psicológicos, de la experiencia personal, o de la pirámide de necesidades teorizada por Maslow.
Los estímulos externos son las influencias de familiares y amigos, modelos sociales y por supuesto de la publicidad y de la comunicación.
Un matiz importante sobre las necesidades
Llegado a este punto, es importante puntualizar que la publicidad y el marketing no crean necesidades, aunque sí las pueden hacer aflorar, además de estimularlas e influir en ellas.

Por ejemplo. De repente me doy cuenta que tengo hambre. Estoy en casa y podría prepararme algo. Pero acabo de ver un anuncio de pizzas a domicilio y opto por pedir una. Ver el anuncio no ha creado mi necesidad, aunque por supuesto sí que ha influido en ella.

¿Por qué tienes que conocer esa etapa del proceso de compra?
Conocer las necesidades de tus clientes potenciales es clave para tu negocio. Si entiendes bien las motivaciones de los consumidores de tu segmento objetivo, puedes diseñar estrategias para estimular esas necesidades. Puedes usar publicidad, apoyarte en prescriptores, o cualquier otro medio de influencia.

Imagina que tienes un servicio de copias de seguridad de base de datos. Para muchas empresas y profesionales existe la necesidad de este servicio. Un hackeo, un fallo de dispositivo, y se quedan sin nada.

Pero, al mismo tiempo, es muy posible que muchos clientes potenciales no estén conscientes de esa necesidad. Simplemente, no han pensado en qué pasaría en caso de fallo.

Entonces tú contactas con diferentes blogs y periódicos destinados a empresarios. Publican artículos contando casos reales de negocios que perdieron todos sus datos. También hacen referencia a tu servicio, que por unos pocos euros al mes, garantiza que no ocurra.

Muy probablemente, un número significativo de consumidores potenciales se darán cuenta a leer esos artículos que tienen esa necesidad. Y algunos tomarán acción, comprándote el servicio.

2- La búsqueda de información y soluciones
Una vez que el cliente ha tomado consciencia de su necesidad, el siguiente paso lógico en el proceso de decisión de compra del consumidor es buscar opciones.

¿Cómo busca información el cliente?
Su primer reflejo suele ser pensar en sus experiencias pasadas e investigar su memoria. Es una búsqueda interna.

El verano pasado alquilaste un coche con una empresa y la experiencia te gustó. Si ahora también buscas una solución de alquiler, es muy probable que tomes en cuenta esa misma empresa. Pero por si acaso, también vas a las páginas de las principales compañías que te conoces de memoria.

La otra opción es buscar la información con fuentes externas. La familia y los amigos pueden dar algunas pistas. También hay fuentes más indirectas, como lo que puedes encontrar en Internet (comparadores, redes sociales, sitios de opiniones). Por supuesto, también tienes la posibilidad de sacar la información de las empresas, en el lugar de venta o llamándolas, o en sus páginas web.

Vuelvo al ejemplo del alquiler. Recuerdas que hace unas semanas tu amigo Juan te comentó que había usado un portal muy bueno para conseguir un coche de alquiler. Le mandas un mensaje a Juan y te envía el enlace de la plataforma. Además, haces una búsqueda en un comparador.

Como influir en la búsqueda de soluciones
Si quieres que tus consumidores potenciales te tomen en cuenta como opción, es evidente que tienes que aparecer cuando van buscando información.

Para ello, es necesario que analices el proceso de búsqueda de soluciones de tus prospectos. De allí, buscarás la forma de aparecer en esos canales.

No todo es tecnología e Internet. Los profesionales de las reformas consiguen bastantes trabajos colocando sus tarjetas de visitas en tablones en las tiendas de materiales de construcción. Por eso es importante conocer donde el cliente busca la información.

3- Valoración de las opciones
El cliente ya ha recopilado la información. Ahora le toca ir comparando sus opciones para determinar con cuál se va a quedar.

¿Cómo valora las opciones el cliente?
Cada persona tiene sus propios criterios, y hay muchos parámetros determinantes. Algunos son factores objetivos, otros tienen que ver con la imagen de marca, otros con la experiencia.

Algunos criterios objetivos: el precio, las características técnicas, el plazo de entrega, los servicios adicionales…
Criterios más subjetivos: la calidad percibida, la imagen de marca, la confianza en la marca…
Elementos basados en la experiencia: atención recibida, usabilidad, experiencias pasadas…
El cliente ordena sus opciones en función de los criterios que le han parecido más importantes. Hay que destacar que parte de este proceso es inconsciente.

Es importante tener en cuenta que no basta tener el producto con la mejor relación calidad-precio. Puedes tener el mejor producto y un precio ultracompetitivo, pero si el cliente tuvo una mala experiencia con uno de tus vendedores, o si cree que tu producto no es tan bueno como el de la competencia, no te va a comprar.

¿Cómo usar esa etapa a tu favor?
Si entiendes como decide el cliente, puedes adaptar tu estrategia para posicionarte y diferenciarte de tu competencia. Además, puedes tener una comunicación diferente en función de tus diferentes públicos, ya que pueden tener prioridades diferentes.

¿Notaste que la calidad del servicio es el factor más importante para tus consumidores? Puedes diseñar una estrategia con el siguiente mensaje: “En X estamos tan seguros de la calidad de nuestro producto que somos los únicos que te dan 5 años de garantía total”.

4- La decisión y la acción de compra del consumidor
Ya tiene todas sus opciones en la mano, y una opción favorita. Pero todavía falta que tome acción.

La acción de compra
Aunque el cliente ya tenga tu opción preferida, pueden suceder varias cosas en el último momento.

Una información externa (por ejemplo de familiares y amigos), le frena en su compra o le orienta hacia otra opción.
La importancia de la compra le hace dudar. Piensa en casos como la compra de una vivienda o de un coche, que representan mucho dinero.

En Internet, ya teniendo el producto en el carrito, el cliente duda y no procede con el pago.

Al contrario, una oferta de última hora por parte del vendedor elegido le puede convencer para cerrar el trato inmediatamente.
¿Cómo ayudar a cerrar el trato?
Para tu negocio, es fundamental acompañar al cliente cuando ya ha tomado su decisión, para que la concrete y compre.

Si tienes vendedores, tienes que enseñarles técnicas de cierre de compra.
En el caso de una tienda online, tienes que minimizar las distracciones y facilitar el camino para que el cliente acabe todo el proceso.
En ambos casos, proponer un descuento adicional en el último minuto puede ser una forma muy efectiva de dar el último empujón. Es una técnica que usan muchas páginas web con sus primeros clientes. También puedes regalar un producto o servicio adicional.

5- La valoración post compra
La satisfacción del consumidor es algo fundamental. La experiencia de compra no acaba con el pago. Después de la venta, tu cliente va a comparar la solución que ha comprado con sus expectativas.

Si tu objetivo es que el cliente te vuelva a comprar, entenderás perfectamente que es imprescindible que tenga una buena percepción de su experiencia de compra. La mejor forma de fidelizar es la satisfacción del cliente.

Pero incluso si estás en un sector donde suele haber una compra muy ocasional, como por ejemplo una inmobiliaria, la valoración post compra del consumidor tiene mucha importancia. Porque influye en la reputación de tu negocio. Si el cliente está insatisfecho, lo comentará y dañará tu imagen.

No hace falta que te comente que hoy en día, con las redes sociales y los portales de opiniones, es muy fácil compartir opiniones negativas. Como a su vez esos sitios son fuentes de información dentro del proceso de decisión de compra del consumidor, puedes valorar hasta qué punto te puede influir.

¿Cómo hacer que el cliente tenga una excelente experiencia de compra?
Lo primero es no crear expectativas que no vas a poder cumplir. Es un riesgo del proceso de venta. Para destacar respecto a la competencia, puede ser tentador exagerar un poco las características de tu producto. No lo hagas. Después el cliente lo notará y se enfadará.

Ten atención a todos los detalles. Un prospecto o una descripción técnica mal redactados pueden llevar a interpretaciones por parte del cliente.

Por supuesto, tienes que tener un servicio post venta reactivo y eficiente. En cuanto un cliente te comunique su insatisfacción, tienes que resolver el problema. Incluso si es de los eternos insatisfechos.

El formato clásico todavía tiene vigencia
Como ves, las cinco etapas de decisión descritas en 1968 tienen todavía mucha vigencia hoy en día, y por eso las he detallado tanto en este artículo. Sin embargo tienen un problema. Es un proceso demasiado linear, y que se ha quedado en parte un poco desfasado en algunos aspectos.

Por ejemplo, en el modelo, parece que un cliente hace una selección de opciones, y luego las va descartando, como si de un embudo se tratará, para quedarse solo con una. Hoy las cosas no son así, como verás a continuación.

El viaje de la decisión del consumidor
En 2009, la prestigiosa consultora Mc Kinsey hizo un estudio exhaustivo con los datos de 20.000 consumidores de todo el mundo.  Sus conclusiones la llevaron a diseñar un modelo de decisión de compra con ciertas evoluciones respecto al análisis clásico.

Lo que no cambia en el análisis de Mc Kinsey
El nuevo modelo tiene cuatro fases, en lugar de las cinco anteriores, pero se parecen muchísimo.

Fase de consideración inicial. El consumidor toma en cuenta una lista de marcas y empresas.
Fase de evaluación. El cliente potencial hace una búsqueda de información.
Fase de compra. Toma la decisión y realiza el acto de comprar la solución que le ha parecido más adecuada.
Fase post compra. Compara su experiencia con sus expectativas.
Los cambios aportados por el viaje de la decisión del consumidor
Un proceso circular y continuo
Ya he comentado antes que el análisis clásico era más bien linear. La experiencia de compra se mencionaba como importante para la fidelización, pero no se la integraba en un proceso circular.

Con el modelo de Mc Kinsey, el cliente valora la calidad del bien comprado y del servicio recibido durante la fase de post compra. Esa valoración determina si la marca comprada se mantendrá o no en la lista de las fase de consideración inicial. Es decir, que en este modelo, la fase 4 influye directamente sobre la fase 1.

La desaparición del embudo
En lugar de ir descartando marcas a medida que el cliente va buscando información, lo que ocurre es que la búsqueda le hace valorar nuevas opciones. Ese proceso es una consecuencia directa de la evolución digital.

Lo que ocurre es que el cliente, que tenía la idea de mirar 3 o 4 opciones conocidas, se pone a buscar en Google y en comparadores, y descubre otras muchas empresas que ofrecen el mismo servicio. Evidentemente, las toma en cuenta en su proceso de selección.

Una decisión de última hora
Como hay mucha más información disponible, y aparecen nuevas opciones a lo largo de la búsqueda, en muchos casos el consumidor toma su decisión en el último momento. Eso ha cambiado mucho respecto a hace unos años.

Vuelvo al ejemplo anterior del alquiler de coche. Puede que tengas claro que vas a optar por la empresa X, pero como no tienes tiempo, decides comprar el día siguiente. Y lo que puede ocurrir es que el día después te encuentres una mejor opción, y la compres. Porque viste un banner, descubriste otra página de comparativa, lo que sea.

La experiencia sin fin del consumidor
De una consultora prestigiosa a otra, con la publicación en 2012 por Accenture del modelo revisado del proceso de decisión de compra del consumidor. Lo llamaron Non-stop Customer Experience, lo que he traducido como “experiencia sin fin del consumidor” que no suena tan bien en español.

Accenture insiste en que la era del proceso en formato de embudo ha terminado, y ha sido suplantado por un nuevo modelo, activado por las tecnologías digitales. El viaje del consumidor de hoy es dinámico, accesible y continuado, porque los medios digitales a los cuales los compradores están expuestos están siempre abiertos, y los clientes pueden reevaluar sus opciones en cualquier momento.

De hecho, Accenture afirma que el punto focal del proceso de compra del consumidor ha cambiado. Ya no es la compra, sino la valoración de la compra. La interrelación entre expectativas y promesa por un lado, y realidad y entrega por el otro están en el centro de ese proceso circular de valoración. Con elemento como la compra, la apreciación de la experiencia, el descubrimiento de nuevas opciones y la consideración de opciones como factores que influyen en el proceso.

¿Cómo tomar en cuenta esos nuevos modelos para tu negocio?
Sigue siendo importante hacer una comunicación tradicional
La primera fase, de consideración inicial, tiene todavía mucho peso en la decisión de compra del consumidor. Si  haces una campaña para darle reconocimiento e imagen a tu marca, te puede servir para estar en las primeras opciones que considerará tu cliente.

El consumidor cada vez busca más información
Y cada vez dispone de más información por parte de tu competencia. No puedes limitarte a las campañas de publicidad clásicas. Tienes que estar también en los canales donde va a buscar la información:

Comparadores de productos y servicios
Redes sociales
Sitios de opiniones sobre empresas
Resultados de buscadores (Google)
El cliente cada vez decide más tarde
Puedes aprovechar esa tendencia a tomar la decisión de compra en el último momento, con ofertas personalizadas y acciones comerciales específicas. Es más importante que nunca cerrar el trato en cuenta puedas, porque tu cliente puede cambiar muy rápido de opinión e ir a tu competencia.

Mima a tus clientes
Tienes que tener mucho cuidado en desarrollar un servicio de post venta de calidad. Y no hablo solamente de fidelizar y proteger tu reputación, sino que puedes aprovechar los nuevos medios para mejorar tu imagen.

Por ejemplo, si eres capaz de identificar los clientes más fieles a tu marca, y les tratas bien, se pueden convertir en embajadores de tu empresa. Me refiero a ir dejando comentarios positivos sobre tus productos y servicios, que luego podrán influir en el proceso de compra de otras personas.

Espero que este artículo extenso te sirva para entender mejor a tus compradores y ofrecerles una comunicación, una atención, y unos productos y servicios acorde a sus necesidades.

Un poco de bibliografía (en inglés) sobre la decisión de compra del consumidor:

Consumer behavior. Engel, J.F., Kollat, D.T. & Blackwell, R.D. 1968
The Customer Decision Journey. Mc Kinsey. 2009
Non-stop Customer Experience Model. Accenture. 2012
Una tesis interesante sobre esa temática:

Proceso de decisión del consumidor: factores explicativos del visionado en sales de cine de los jóvenes universitarios españoles. David Rodríguez-Rabadán Benito. UIC 2014
Artículos relacionados

Como vender cuando no te gusta hacerlo
Vencer a tu competencia y conquistar a los clientes
Técnicas para ligar que puedes usar para conseguir clientes
¡Compartir es vivir!

Tomado de: https://crearmiempresa.es/

DE LA COMUNICACIÓN Y OTROS PROBLEMAS

Tener un departamento de comunicación interna no es una cuestión intrascendente, nos indica que la organización, consciente de la importancia de su mensaje y de su propia dimensión, entiende que debe habilitar canales para que la transmisión de ese mensaje sea efectiva.

Por: Pepa Castillejo Poole *

Érase una vez una gran empresa, de esas tan grandes que tienen departamento de comunicación interna. Hablamos de cosas relevantes, en el mensaje se contienen no solo las directrices para la vida diaria, sino que están implícitos la misión y los valores de la compañía.

A esta empresa, en la que se fomentaba el amor por los colores corporativos, el ambiente familiar y el espíritu de servicio a los compañeros, llegó un día Antonio (nombre ficticio). Antonio era la ”bomba”, el “crack”, “un máquina”, el “fichaje estrella”… (insértese aquí cualquier comparación hiperbólica que se desee y aun así no podrá siquiera intuir la idea de lo que era Antonio).

Antonio era simpatiquísimo, de esas personas de sonrisa abierta y gracejo natural. Se incorporaba a fuerza de ventas, y venía con una larga trayectoria de éxitos a sus espaldas. Antonio llegó, vio y triunfó. A la semana todo el mundo lo conocía. Antonio vendía, sobre todo, a sí mismo.

Veo en estos tiempos como muchas personas reflexionan sobre como la distancia física de los compañeros de trabajo les complica las relaciones profesionales. Echan de menos la cercanía, quizás confundiendo cercanía con el espíritu colaborativo para con los compañeros al que aludía anteriormente. Desde esta visión puedes pasar años trabajando con un señor que está en Pernambuco, al que no has visto en tu vida ni verás salvo que decida mandarte una foto, que te va a ayudar cuando lo necesites, como tú a él. Y Antonio lo entendió rápidamente. Y como era tan majo, siempre ayudaba. Y si no podía, seguro que conocía a alguien que podía ayudarte.

¿Cuándo se torcieron las cosas? Pues es complicado definirlo exactamente, pero llegó un momento en que las expectativas de Antonio no se cumplieron y dejó de “vestir la camiseta”. Pero un “crack” nunca se muestra vulnerable, debe dejar traslucir su frustración de otra manera, así que comenzó a definir su estrategia: “Tengo algo que contarte…”, “sé de buena tinta…”, “no te puedo decir la fuente…”, “no digas nada, pero…” y la más inquietante de todas: “¡Tengo una bomba!” Antonio, cual espía de telenovela, dejaba entrever, sugería y, sobre todo, generaba expectación… ¿Contaba cosas importantes? ¿Acertaba? A veces sí, a veces no, pero eso no era relevante, lo importante era la novedad, la expectación y el ser partícipes del “secreto”.

El problema se planteó cuando se extendió el rumor de que esa rama de la empresa se cerraba. Y todos lo sabían de buena tinta, aunque no pudieran citar la fuente, ni dijeran nada, pese a la bomba de que se trataba. Y entonces, cuando los números cayeron, gerencia tomó cartas en el asunto, porque una plantilla desmotivada es una plantilla improductiva.

Esta historia es real, sucedió entre 2004 y 2005. A día de hoy, en esa empresa siguen hablando de la inminencia de su cierre. Se han producido reuniones, charlas, visitas de altos mandos, se han expuesto planes de desarrollo y futuro, se ha garantizado el trabajo del personal, pero todos saben que van a cerrar, en breve. Como hace casi 20 años. Los gerentes han ido cambiando y una parte importante del personal ha rotado. Es normal, nadie quiere estar en un negocio abocado al cierre. Solo hay algo que permanece inmutable y es Antonio, el de la sonrisa abierta y el gracejo natural.

¿Qué es el chisme?

 Pues la RAE lo define como: “Noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna”. Los chismes o rumores en el entorno laboral tienen un excelente caldo de cultivo cuando se trata de empresas en las que no existe una buena cultura de comunicación. 

Y comunicar de manera adecuada no es solo recibir en el correo semanalmente la newsletter corporativa, ni tener un departamento de comunicación interna. Es conseguir que entre el personal cale la íntima convicción de que se puede decir lo que se piensa y lo que ocurre, no solo sin miedo a represalias, sino sabiendo que existen procedimientos para tratar el problema e intentar buscar una solución

No existe una buena comunicación interna si, quien tiene que hablar, se siente desprotegido, tiene la sensación de que sus comentarios van a caer en saco roto o simplemente es mirado con desconfianza.

¿Por qué funcionan los chismes en el ámbito empresarial?

·        Porque son transmisores de información.

·     Porque informan sobre las reglas no escritas de comportamiento del grupo, que facilitan la integración en el mismo de todo el personal.

·   Porque cohesionan. Hablar de terceros, para bien o para mal, es nuestra manera de crear relaciones.

·    Porque otorgan poder a quien los difunde, una suerte de halo de prestigio dentro del grupo. Siempre hay quien desea ser líder y siempre hay quien desea seguir al líder.

¿Qué puede hacer una empresa para gestionar la comunicación de manera efectiva?

 ·    No usar al chismoso para lanzar “globos sonda”. Por muy tentador que resulte esta técnica contribuye a reforzar la posición del chismoso, lo mismo que sancionarle, que puede acabar elevándolo a la categoría de mártir. Es importante alinearlo con los valores de la compañía.

·   No menospreciar la fuerza de la rumorología. Puede que luego sea tarde para emprender acciones.

·       Crear un plan de comunicación interna en revisión permanente. Es importante predefinir qué se va a decir, cómo, dónde y cuándo. Y decidir cómo actuar ante situaciones de este tipo.

·  Reunirse a todos los niveles jerárquicos para exponer problemas y llegar a acuerdos consensuados de solución.

·         Cumplir lo pactado, por todos los implicados.

·         Preguntar directamente al personal cuando se quiere saber algo.

·        Dar respuesta a las inquietudes del personal en un plazo razonable. Nadie va a depositar nada en el buzón de sugerencias si no sabe siquiera si se lee su aportación.

·       Hablar de forma comprensible a todos. La expresión “existen tensiones en tesorería” puede no ser entendida a todos los niveles. Decir “este año no tenemos presupuesto para organizar la cena de navidad”, aunque desilusiona, lo entiende todo el mundo.

·        No mentir, si no se puede hacer algo, no se puede y se debe explicar por qué.

·     Actuar, procrastinar hasta que el siguiente responsable tome la decisión no es un método de liderazgo efectivo.

·      Mantener la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. No se puede defender ser una empresa medioambientalmente responsable cuando el personal sabe que se realizan vertidos ilegales, ni hablar de conciliación cuando se discrimina a las personas que ejercen el derecho a su permiso de paternidad o maternidad. Este tipo de conductas resta credibilidad a los mensajes procedentes de la alta dirección.

Postdata: Antonio nunca cambió de puesto en la compañía, se le conocía tan bien, que nadie quería tenerlo en su equipo…

* Pepa Castillejo Poole: Consultor en calidad, medioambiente y seguridad y salud en el trabajo. La formación la hacemos jugando.

Tomado de: https://dbcalidad.blogspot.com/

QUÉ ES LA GESTIÓN DE LA CALIDAD Y CÓMO PUEDE AYUDARNOS EN NUESTRA ORGANIZACIÓN?

La gestión de la calidad es un conjunto de acciones y herramientas que tienen como objetivo evitar posibles errores o desviaciones en el proceso de producción y en los productos o servicios obtenidos a través de él.

Se debe enfatizar que no desea identificar los errores cuando ya han ocurrido, aunque sí evitarlos antes de que ocurran, de ahí su importancia dentro del sistema de gestión de una organización. Es inútil corregir errores continuamente, si no se trabaja para tratar de anticiparnos su aparición. La gestión de la calidad reúne un conjunto de acciones y procedimientos que buscan garantizar la calidad, no de los productos en sí, sino del proceso para el cual se obtienen estos productos.

Una vez que tenemos claro el concepto de gestión de calidad, surge otra cuestión importante. ¿Cómo se lleva a cabo una gestión de calidad adecuada en mi organización? Por esta razón, tendremos que implementar un sistema de gestión de calidad con suficiente rigor para que podamos evaluar continuamente nuestro proceso de producción, de modo que no solo identifiquemos desviaciones, sino que podamos adelantarnos a ellas.

Actualmente, no existe un producto que no se describa como de alta calidad porque las organizaciones saben que esta es una especificación que los clientes buscan. 

La calidad no se trata solo de tener un producto terminado de manera eficiente, lo que está detrás de todo esto es la gestión de calidad total. Hablamos del conjunto de una buena organización en todos los procesos de producción, además de establecer una cultura empresarial de mejora continua. Para obtener una verdadera calidad en nuestros productos o servicios se requiere la participación de la organización, desde el puesto más bajo hasta el más alto.

Gestión de la calidad

La gestión de la calidad establece que el 90% de los defectos o problemas de calidad son generados por los propios procesos y no por el personal. De esta manera, se entiende que una vez que los procesos se han mejorado de acuerdo con las opiniones de los operadores, diseñadores y gerentes, en los últimos años la gestión de la calidad se ha profundizado en la fabricación de productos competitivos en el mercado, a través de sistemas de comercialización, que cubren las necesidades del consumidor. Se plantea la importancia de una buena comunicación empresarial para transmitir la misión y la visión de la empresa.

¿Cómo se lleva a cabo una gestión de calidad adecuada en mi organización?

El pensamiento Kaizen se ha implementado, por lo que no es suficiente conformarse con una situación estable, sino que debe aprovechar esa estabilidad para progresar con cambios cada vez mejores. Las organizaciones ya no están satisfechas con los pequeños cambios, sino que buscan herramientas mucho más potentes y efectivas que puedan ofrecer filosofías de una manera mucho más directa. Teniendo en cuenta la definición de calidad, podemos hacer distinciones entre:
  • Control de calidad, a través de una inspección o ciertos exámenes, se verifican las propiedades del producto para que sea satisfactorio.
  • Gestión de calidad, define las pautas a seguir en materia de calidad de una empresa, con competencias de planificación, recursos o procesos.
Un sistema de gestión de calidad incluye una serie de normas y estándares que deben cumplirse. La norma ISO 9001 trata de establecer los requisitos para certificar que una organización tiene un sistema de calidad de acuerdo con las normas que se contemplan. 

Estas normas establecen todos los procedimientos que deben llevarse a cabo durante la actividad productiva de la empresa, definiendo la estructura organizativa, los procedimientos a realizar o los recursos a utilizar. El objetivo final es cumplir con las normas de calidad establecidas para garantizar que el resultado final será el mejor para nuestros clientes, al mismo tiempo que todos los procesos se simplifican durante la producción.
  • Satisfacción del cliente: el objetivo de implementar un sistema de gestión de calidad es poder cumplir con las expectativas del cliente.
  • Obtención de nuevos clientes: el cumplimiento de los estándares que determina un sistema de gestión de la calidad, brinda seguridad a los clientes potenciales.
  • Mejora en la organización de los procesos de la empresa: los procesos que se llevan a cabo en la actividad productiva siguen estándares que aseguran que las regulaciones se están cumpliendo un proceso optimizado.
  • Diferenciación de la competencia: una empresa certificada se destacará por encima de su competencia. El hecho de tener un sistema de gestión de calidad certificado proyecta una imagen positiva ante los clientes potenciales, lo que hace que la empresa prevalezca sobre los demás.
  • Reducción de costos sin afectar la calidad: es posible mejorar la calidad de un producto o servicio sin afectar su calidad.
  • Cumplimiento de los requisitos de la administración pública: tener certificación en las normas ISO es un requisito para participar en cualquier competencia de la Administración Pública sin la cual no puede elegir participar en eso.
  • Cumplimiento de los requisitos derivados de la membresía en un grupo: en algunas empresas, la mayoría de las multinacionales, la certificación del sistema de gestión de la calidad es un requisito esencial para ser parte del grupo y garantizar que ningún componente pierda la guardia en materia de calidad del producto o servicio.

 Tomado de: https://www.nueva-iso-9001-2015.com/