3. En tercer y último lugar, obviamos el elemento más importante que debe propiciar la educación, el aprendizaje. Deberíamos re-nombrar al “sistema educacional” por “sistema de aprendizaje de por vida” (lifelong learning en inglés). No es adecuado pensar que el aprendizaje acaba cuando se finaliza la secundaria o la universidad, seremos seres disfuncionales si después de graduarnos dejamos de aprender.

“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas” Mario Benedetti.

El nuevo sistema de enseñanza debe potenciar un conocimiento más personalizado, en el que se pueda descubrir el potencial de cada persona y estará cubierto por metodologías atingentes a la realidad, que propicien la indagación sobre la memorización, la reflexión por sobre mecanización, la colaboración por sobre la competencia, la búsqueda de propósito por sobre la acumulación de titulos.

Lo que se avecina es el apogeo de un sistema diseñado para la revolución industrial y basado en una linea de producción altamente estandarizado, a uno que revolucionará el aprendizaje desde sus cimientos. Veremos un sistema donde los profesores ejerzan una educación personalizada, utilizando la tecnología como un elemento clave para la indagación; estudiantes aprendiendo con alumnos de distintas edades, con ramos donde se enseñarán metodologías para descubrir el interés personal, con una integración en-linea con el mundo real, con mediciones sobre el aprendizaje personal o de un proyecto, donde el maestro no será el más sabio de la sala, sino que un catalizador del aprendizaje y quien también aprenderá, porque diseñará en conjunto las nuevas preguntas, de esas que aún no se conocen las respuestas, y donde la colaboración finalmente será la protagonista, en esta era donde la única garantía futura, es la incerteza.