El Cuadro de Mando Integral es una herramienta formada por un conjunto de indicadores y de objetivos, que la empresa marca según su visión del presente, futuro, entorno, recursos, etc., que permiten obtener una visión global del negocio y de su área de actuación, y así facilitar la toma de decisiones orientadas a la consecución de los objetivos claves para el futuro y la mejora continua de esta.
En este artículo voy a hablar del origen del Cuadro de Mando Integral, los indicadores que se aplican y las pautas básicas de la implantación de esta herramienta esencial de planificación estratégica.
El origen del Cuadro de Mando Integral.
El origen del Cuadro de Mando Integral (CMI), también llamado Balanced Scorecard (BSC), tal y como lo conocemos actualmente se sitúa en el estudio realizado por R. Kaplan y D. Norton llamado “La medición de los resultados en la empresa del futuro”.
Este documento marcó un antes y un después en las empresas pasando de unos objetivos casi únicos de mejorar la calidad y los procesos de los productos y/o servicios, abaratando en el proceso los costes, a una planificación estratégica empleando los distintos instrumentos que se encuentran a su alcance para ser altamente competitivos.
Si nos remontamos un poco más lejos podremos ver los orígenes más difusos de esta herramienta, tanto en el “Tableau de Bord” de los años 60 en Francia que se centraba de forma exclusiva en el control financiero de la empresa, así como en el Tablero de Control desarrollado por el General Electric que se centraba por su parte en el control de las distintas áreas como la rentabilidad, cuota de mercado, formación, etc.
El modelo de Control de Mando Integral o CMI desarrollado por R. Kaplan y D. Norton parte de estas bases y tiene como objetivo clave traducir las estrategias adoptadas en objetivos que sean concretos, cuantificables y medibles. De esta forma, ayuda a mejorar la gestión estratégica a largo plazo además de:
- Marcar aquellos objetivos estratégicos y la planificación necesaria a seguir para alcanzarlos en los plazos y las formas marcadas por la empresa.
- Permite que toda la empresa conozca los objetivos estratégicos establecidos, así como la estrategia a seguir.
- Derivado de lo anterior, motiva que el personal de empresa unifique sus esfuerzos para alcanzar las metas al comprenderlas y sentir como propios estos objetivos marcados.
- Permite que los objetivos planificados tengan como meta crear valor y no ser simplemente un instrumento de recopilación de información.
- Y evalúa la puesta en práctica de las distintas estrategias, permitiendo que sean modificadas si no están alcanzando los objetivos marcados.
Para ello, el Cuadro de Mando Integral o CMI combina tanto indicadores financieros como no financieros, permitiendo controlar y planificar distintas estrategias y aportando un apoyo clave a una de las principales prioridades de los directivos de cualquier empresa: la planificación estratégica.
Los indicadores del Cuadro de Mando Integral.
Como hemos visto antes, los indicadores son claves para la eficacia del Cuadro de Mando Integral o CMI. Por esta razón, no podemos caer en el error de pensar que todos son iguales y que lo que es útil o válido para una empresa también lo es para otra.
Cada empresa debe confeccionar su propio CMI o Cuadro de Mando Integral que se adapte a su actividad, estrategia, mercado y recursos, entre otros muchos factores. Una vez ahí es necesario perfeccionarlo de forma constante para que se adapte a las necesidades presentes y futuras, además de los cambios y evoluciones del mercado, análisis de los distintos competidores, entorno cambiante, etc.
Elegir adecuadamente los indicadores a emplear en el CMI permitirá hacer comparaciones entre varios valores, tomar decisiones, detectar y analizar tendencias, evaluar la eficacia de la planificación llevada a cabo y predecir aquellos cambios que se van a producir pudiendo llevar a cabo acciones que mitiguen los efectos adversos y que aprovechen las oportunidades que se presentarán.
A modo de breve guía los indicadores que se pueden emplear en un Cuadro de Mando Integral o CMI son:
- de estrategia centrados en el cumplimiento de los distintos objetivos establecidos previamente.
- de gestión que permiten detectar desviaciones que se produzcan en el desarrollo de las actividades.
- y de servicio que permiten conocer el grado de calidad y de satisfacción de los clientes en relación con un producto y/o servicio concreto.
Por último, voy a señalar las etapas clave a seguir para implantar esta herramienta de planificación estratégica de forma eficaz y así conseguir que se convierta en un apoyo clave en todas aquellas decisiones estratégicas que se tomen en la empresa.
1.- Diseñar: Como con cualquier herramienta debemos partir de un conocimiento completo del entorno de la empresa, sector en el que opera, características de la misma, etc. Esto nos permitirá adquirir una visión global desde un punto de vista tanto externo como interno.
A partir de esta base se debe comenzar a diseñar el Cuadro de Mando Integral o CMI definiendo los objetivos a alcanzar, así como los indicadores clave elegidos para alcanzar estos objetivos estratégicos.
2.- Desarrollar: El siguiente paso es clasificar cada uno de estos indicadores según su relevancia, describir cada uno de ellos y marcar las metas a corto y largo plazo a alcanzar por estos indicadores. Esto nos permitirá avanzar en las siguientes etapas de la implantación del CMI o Cuadro de Mando Integral.
3.- Implantar: En esta etapa pasamos de la planificación o dibujo del CMI en el papel a la realidad y para ello es necesario involucrar de forma activa a todas aquellas personas implicadas. Una actividad clave es realizar actividades de formación específica, así como la implicación activa de la dirección en todo el proceso de la implantación.
4.- Validar: Una vez puesto en funcionamiento el Cuadro de Mando Integral debemos comprobar la utilidad de los indicadores así como del CMI al completo. Y tampoco podemos olvidarnos de analizar su rentabilidad teniendo en cuenta el beneficio obtenido por los resultados ya alcanzados y el coste que ha supuesto llegar a este punto.
5.- Seguir y Mejorar: Como con cualquier herramienta, no podemos dejar de adaptar los indicadores elegidos, ni el Cuadro de Mando Integral diseñado. Por esta razón, adoptar un pensamiento de mejora continua es clave para que esta herramienta de planificación estratégica siga aportando beneficios y contribuya a alcanzar las metas marcadas.
Tomado de: http://www.sbqconsultores.es
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