Los seres humanos a diario vivimos tomando decisiones y soñando con cumplir los planes y deseos que nos proponemos. Pero, muchas veces a pesar del esfuerzo y la disciplina, las cosas simplemente no se dan.
Aparecen un sinnúmero de razones por las cuales creemos que fallamos como la falta de planeación, persistencia, gallardía, constancia, energía, motivación.
Estas variables acompañadas de los continuos lamentos y frustración producen en nuestro interior dolor y sufrimiento. No, lograr lo que queremos nos hace sentir mal.
Lo sustantivo está en el Enfoque. Aquello donde concentramos nuestros pensamientos, esfuerzos, acciones. Frecuentemente vivimos en el Pasado,viendo imágenes de nuestros errores, fracasos y debilidades; viendo por el espejo retrovisor. Los peores dragones nos invaden incesantemente recordándonos la culpa. Algunos de estos hábitos llevan a las personas a la depresión. En otras ocasiones, vivimos en el Futuro de forma obsesionada.
La incertidumbre de que va a pasar en nuestro empleo, negocios, familia, viajes, salud, la situación del país, la economía, nuestra vejez, etc., es atemorizante. Se genera la ansiedad. Estos dos escenarios evitan que disfrutemos de lo único que tenemos todos: el Presente, lo que podemos utilizar, disfrutar, dado lo efímero. Es el poder del ahora.
Hecho el diagnóstico de donde nos enfocamos, debemos sacar lo mejor de cada tiempo. Del pasado, los errores o fracasos no son más que lecciones, experiencias y aprendizajes para seguir; verlos como inevitables. Del futuro, adelantarnos hacia donde debemos ver y planear con tranquilidad y sin miedo, sin prisa. Del presente, la oportunidad de ser y hacer lo que queremos. Lo que nos apasiona.
Carl Honore, autor del bestseller Elogio de la Lentitud dice: “Es cuando no funcionan los planes que las cosas interesantes ocurren”. Debemos ser conscientes de las causas reales y no imaginarias. Estas situaciones en vez de apabullarnos nos hacen ver la luz, nos aterrizan, nos hacen cuestionarnos, nos sacuden, nos incomodan y estrujan nuestra zona cómoda. No por el hecho de desear fervientemente, de orar y pedir eso obtendremos. Se dice que el hombre obtiene de acuerdo a lo que es en su esencia y en lo que en justicia merece; ni más ni menos. En otras palabras depende de como piensa, siente, se comporta y actúa.
Lo positivo es que esta toma de conciencia nos ubica en dónde estamos hoy. Dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos, en ver hacia adelante como cuando se maneja un auto. Ello evitará tantas excusas que nos mantienen atornillados y a la defensiva. Comienza con un cambio de programación mental de lenguaje, palabras, frases, nuevo vocabulario.
Acaso, ¿Somos conscientes de cómo hablamos y especialmente de cómo lo hacen las personas de nuestro entorno? Como vemos, es un proceso y hay muchos factores saboteadores que hacen que nuestros planes fallen, a pesar de la creencia de “tener todo fríamente calculado”.
Cuando las cosas no funcionen deberíamos preguntarnos: ¿Cómo lo haré la próxima vez?
Tomado de: http://ideasinversion.com/
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