Durante el año 2020 y en gran medida como consecuencia del tristemente conocido COVID-19 se ha elevado el nivel de teletrabajo por parte de la sociedad.
Los consultores de gestión no hemos sido ajenos a este hecho y en muchas ocasiones hemos tenido que “reinventar” nuestros trabajos de asesoría de cara a nuestros clientes
Sin bien es verdad que gran parte de nuestras tareas como consultores ya las veníamos desarrollando en nuestras instalaciones (en muchos casos nuestro propio domicilio) la situación creada a partir del primer trimestre de 2020 nos ha hecho “replantearnos” una gran parte de nuestro modelo de negocio.
A los ya existentes “entornos VUCA” en muchos sectores de la sociedad ha venido a sumarse como un “cisne negro” de trágicas consecuencias la pandemia más fuerte de los últimos años alimentada por la gran “conexión” existente en este siglo XXI.
A nuestra “ayuda” han venido herramientas para reuniones virtuales así como la propia disposición de gran parte de nuestros clientes en la prestación de nuestros servicios en modo “remoto”. Por nuestra parte el esfuerzo ha consistido en aprender a utilizar dichas herramientas e integrarlas como una parte necesaria y fundamental de nuestro trabajo. Por su parte nuestros clientes además de efectuar también dicha adaptación (en muchas ocasiones nos hemos convertido en maestros de las mismas) también han tenido que efectuar un esfuerzo para comunicarnos la correspondiente información documentada de sus sistemas y ajustar sus agendas a los requerimientos demandados por los Sistema de Gestión.
El lado “negativo” ha sido la pérdida de “cercanía” en nuestro trabajo, aspecto tremendamente relevante en el trabajo de consultoría, la pérdida de ese café y de las charlas informales fuera de los Sistemas de Gestión no pueden ser suplantadas suficientemente con ninguna tecnología. También se siente un mayor exceso por el uso continuado del ordenador, móvil, etc. que obliga a tomarse ciertos momentos de desconexión con objeto de “oxigenar” vista e ideas.
Como aspecto positivo, y siempre que uno en el desarrollo de su negocio esté abierto a nuevas posibilidades, se encuentra la “reducción de distancias” por un lado y posibilidad de “ampliar nuestro portfolio de servicios”. El mundo digital nos permite, por un lado efectuar trabajos de consultoría más allá de nuestros límites geográficos más cercanos traspasando fronteras nacionales y océanos y por otro ampliar nuestros trabajos a apartados relacionados con nuestra actividad principal como actuaciones formativas.
De este modo un servidor centrado hasta la fecha en realizar tareas de consultoría principalmente en Sistemas de Gestión de Calidad y mejora de procesos ha tendido que hacer “reingeniería” de sus propias actividades y “acelerar” la programación de algunos de sus “objetivos” que estaban programados para más adelante.
Desde mi punto de vista 2020 (y lo que va de 2021) ha sido un periodo de mucho trabajo tanto por el “ajuste” y la adaptación de los servicios que desarrollamos en nuestros clientes fijos (algunos con más de 20 años de relación empresarial) y la adecuación de los nuevos proyectos tanto de consultoría como formativos en los que he ido embarcándome.
El desarrollo de la “nueva área” de negocio ha conllevado su estudio preliminar, su planificación, la decisión de asociación para ejecutar con el mayor éxito el proyecto*.
Observación*. En este punto quiero hacer una mención especial al compañero y amigo Héctor Ñopo Aguilar pues ambos “peinamos canas” y no es fácil con nuestra edad conseguir hacer negocios con un socio tan fiable y que además se convierta en amigo de uno.
Particularmente la realización de actividades formativas en Iberoamérica está suponiendo para mí un fuerte enriquecimiento en el ámbito personal (así como un cierto ajuste de mis ritmos de trabajo como consecuencia del cambio horario) “descubriendo” nuevos enfoques sobre temas relacionados con la calidad así como una ampliación del uso de nuestro castellano.
Dentro de los trabajos de consultoría en la mayor parte de mis clientes hemos tendido que “acelerar” el empleo de registros informáticos lo cual ya era una tendencia en los últimos años pero que todavía estaba por desarrollar en algunas etapas sobre a nivel de pequeñas y medianas empresas donde el papel en muchos casos todavía es el “rey”.
Por otro lado esta “informatización” ha ayudado en gran medida al desarrollo más fluido de las auditorías llevadas a cabo a lo largo de 2020, gran parte de las mismas efectuadas a distancia pues la informatización ha supuesto una reducción y optimización de los registros de trabajo empleados así como una mejor gestión de la información.
Como no hay dos sin tres y dentro del mundo virtual he seguido desarrollando mi perfil digital cumpliendo mi blog ya seis años de antigüedad y durante los últimos meses de 2020 “me embarqué” en el proyecto de animar a algunos compañeros (muchos de ellos los considera amigos) a colaborar con sus publicaciones. Sirva desde aquí un fuerte abrazo y el agradecimiento a: Macarena A. Bernabei, a Jesús A. Lacoste, a Berta Elena Padrón, a Antonio Solé Cabanes, a a Raúl Sejzer, a Alfredo Ceballos Ramírez, a Adriana Gómez Villoldo y a Pepa Castillejo Poole por sus buenos artículos*.
Nota*. También he efectuado entrevistas con los compañeros Luis Cabareda y los compañeros de Foodzen Academy.
Lógicamente no abandono el trabajo presencial, un parte del mismo se ha mantenido aunque reducido al mínimo, sin embargo las posibilidades de la consultoría y la formación “virtual” se abren ante nosotros y con ello todo un mercado mundial lleno de oportunidades siempre que se continúe trabajando con seriedad y tal y como me recuerda con su actitud un buen amigo mío con humildad.
Tomado de: https://dbcalidad.blogspot.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario